Dado que la Christian Science fue considerada pro judía por el nazismo y por lo tanto declarada ilegal en 1941, la distribución de su literatura se tornó extremadamente peligrosa. De hecho, era probable que si alguien se veía involucrado en esta actividad, podía ser arrestado y conducido a un campo de concentración. Pero este riesgo no impidió que los miembros de las iglesias diseminasen la literatura, especialmente el Trimestral que satisfacía las necesidades para el estudio espiritual de cada semana y para los servicios religiosos de la Christian Science.
Muchas personas en países fuera de Alemania colaboraron con esta tarea, pero una de las figuras clave fue Marcel Silver, el Comité de Publicación de la Christian Science en Francia. Radicado en París, Marcel, en forma abierta y casi temeraria se ocupaba de las tareas relativas a la Iglesia en la Francia ocupada por los Nazis y en Alemania. Una red clandestina creada por miembros de la Iglesia, se aseguraba de que el Trimestral, y en algunos casos las ediciones en francés y alemán del Heraldo, fuesen distribuidas en aquellas áreas que estaban cerradas para los medios regulares de abastecimiento de material religioso.
Silver, que valientemente imprimía las Lecciones Bíblicas en una imprenta de París también usada por los Nazis, regresó a su casa un sábado y se encontró con que dos hombres le habían dejado una orden para que se presentase en el cuartel de la Gestapo, el lunes siguiente. Silver y su esposa Raquel dedicaron las pocas horas que les quedaban para orar. En los documentos inéditos de la Srta. Birse Shepard, que era la secretaria del Comité de Ayuda para tiempos de Guerra de la Christian Science, y que fuera quien reunió los informes de individuos e iglesias en Europa al concluir la guerra, quedó registrado el relato que le hizo Silver de lo que aconteció después.
Silver meditó profundamente acerca de la situación, escribió Birse, “le resultó claro que la tiranía Nazi estaba basada en el terror. Las verdades específicas que empleó para contrarrestar esto, abarcaban dos aspectos. Primero, la destrucción en su propio pensamiento de todo vestigio de temor. Se dio cuenta de que si no tenía temor, no había nada en él a lo cual la Gestapo pudiese aferrarse, ni arma que pudiesen volver contra él. En segundo lugar, percibió que solamente debía pensar y expresar la Verdad, sin recurrir a ningún tipo de subterfugio o muestra de timidez. Debían además confiar en que la Verdad protegería sus palabras”. Documentos de Birse Shepard, “La Iglesia Madre y sus Filiales en la Segunda Guerra Mundial (1940-1951). Este relato acerca del trabajo de Silver está basado en el manuscrito inédito del estudio que realizó la Srta. Shepard después de la guerra.
Según el relato, ese lunes de mañana, antes de salir para el Comando de la Gestapo, Silver vació sus bolsillos de todos los objetos que pudieran “incriminar” a otros. Cuando se despidió de su esposa, no parecía tener miedo, pero fue claro que no sabía cuándo la volvería a ver. Al llegar a las oficinas de la Gestapo, fue recibido por uno de los funcionarios que sostenía en sus manos la copia de una reimpresión de la Lección Sermón en francés. Este hombre quería que Silver le explicase con qué autoridad había hecho la reimpresión del panfleto.
“El Sr. Silver habló en forma cortés, franca y calmada”, cuenta Birse Shepard. “Aclaró que el asunto de la reimpresión había sido idea suya, y no de las iglesias de París, que permanecían cerradas en acatamiento de las órdenes de la Gestapo. Las Lecciones Sermón añadió estaban preparadas para el estudio individual de sus amigos científicos cristianos. El funcionario alegó que la Christian Science era pro judía, y para probarlo apuntó con su dedo a un pasaje donde decía “hijos de Israel”, que aparecía en la Lectura Alternativa de la Lección Sermón que tenía en su mano. El Sr. Silver trató de explicarle lo que los “hijos de Israel” significaba en el lenguaje bíblico... pero el hombre no lo dejó seguir con las explicaciones, aduciendo que se perdía en ese mar de terminología religiosa”. Manuscritos de los Archivos de The First Church of Christ, Scientist, págs. 201 a 202.
Finalmente el funcionario le preguntó a Silver quién lo había autorizado a imprimir las Lecciones Sermón. Silver con total libertad, admitió que el librillo había sido impreso con la autorización de La Sociedad Editora de la Christian Science de los Estados Unidos. El funcionario no reaccionó. Silver comentó posteriormente: “ese hombre simplemente no entendió lo que le dije. Se le veía en su rostro una expresión de incomprensión”. El funcionario le dijo: “Usted es un hombre afortunado. Puede irse a su casa”. ibid.
A pesar de que la Gestapo continuó vigilando a Marcel Silver y citándolo para interrogarlo de tanto en tanto, él pudo continuar desarrollando sus actividades durante toda la guerra.