Cuando Empecé a estudiar la Christian Science me sentía muy entusiasmada, porque percibí que era un mensaje de Dios para la humanidad. Empecé a asistir a los servicios religiosos en la iglesia y una noche escuché un testimonio precioso que me llevó a pensar que Dios también me podía sanar a mí. En esa época yo estaba padeciendo de amigdalitis y me molestaba mucho.
Varios médicos me habían dicho que la única solución era operarme. Pero yo percibía que ésa no era la solución. Yo siempre fui una persona de mucha fe y cuando conocí la Christian Science entendí por qué no quería operarme. Me di cuenta de que tenía que purificar y espiritualizar mi pensamiento, y esperar.
Tanía que comprender que la creación es espiritual. Que Dios ha creado al hombre a Su imagen y semejanza y que Él no manda ninguna aflicción a sus hijos, por consiguiente yo no tenía por qué estar sufriendo, y ese problema tenía que desaparecer.
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