Cuando Un Libro asume un papel preponderante en la expresión de la verdad espiritual, la protección de los derechos de autor es crucial. A medida que Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras comenzaba a ser conocido fuera de los límites de los Estados Unidos, más personas se interesaron en publicar sus propias traducciones del libro. Si hoy en día todo lo relativo a los derechos de autor de las obras literarias resultan irritantes para quienes ven pirateados sus trabajos, en los primeros años del siglo XIX, cuando los medios de transporte y las comunicaciones eran más lentos y rudimentarios, la situación debe haber sido mucho peor.
En 1914, cuando los Fideicomisarios designados por Mary Baker Eddy en su testamento, es decir los propietarios de los derechos de autor de las obras de la Sra. Eddy, se enteraron de que varias personas en Europa estaban haciendo esfuerzos conjuntos para publicar sus propias ediciones de Ciencia y Salud en inglés y otros idiomas, actuaron de inmediato. El asesoramiento recibido por los Fideicomisarios para proteger internacionalmente los derechos de autor de la Sra. Eddy sobre el libro, indicaba que se debían publicar ediciones oficiales de Ciencia y Salud en francés y otros idiomas.
Las tres personas seleccionadas para realizar la traducción al francés fueron Williamson de Visme, quien luego abandonó el proyecto, Carolyn Getty, una sanadora y Maestra de la Christian Science, y Alicia Tournier. En 1917, cuando la traducción estaba en una etapa muy avanzada, la Sra. Getty y la Srta. Tournier fueron invitadas a concluir el trabajo en los Estados Unidos. De esa manera se facilitaría la resolución de las dudas que habían surgido en el último momento y que debían ser resueltas.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!