Si Miras en Internet, te sorprenderás al ver la cantidad de sitios en la Web que hablan sobre distintos tipos de acoso. Allí escribe gente de Europa, Asia y Norteamérica. A mí también me acosaron en varias oportunidades.
Cuando tenía seis años nos mudamos de los Estados Unidos a Japón porque mi papá había conseguido un trabajo en el gobierno. No había ningún colegio internacional cerca de donde vivíamos, de manera que mis padres nos inscribieron a mí, a mi hermano y a mi hermana mayor, en las escuelas japonesas locales en Tottori, donde vivíamos. Ninguno de nosotros hablaba, leía o escribía japonés. No obstante, yo me hice de muchos amigos japoneses que jugaban conmigo.
Cuando estaba en tercer grado mi familia se mudó a Yokohama, la segunda ciudad más grande de Japón. En esta escuela, a principio todo el mundo estaba muy entusiasmado de que hubiera una extranjera en la clase. Pero semanas después comenzaron a burlarse de mí. En una ocasión un chico me golpeó en el estómago. Yo me aguanté, pero mi maestra lo supo y trató de hablar con los muchachos después de clase y les dijo que dejaran de molestarme, pero eso no ayudó. Era la primera vez que me ocurría algo así, y no podía comprender por qué me había transformado en el blanco.
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