Si la vida te sonríe solamente pocas veces,
no dudes ni culpes a Dios por esas cosas.
No te olvides que el camino sin penas no da gloria,
y el trabajo con sudor nos da las mieses.
No te quejes largas horas diariamente
pues la vida se te va de entre las manos
tan fugaz como nadie lo ha notado
y has jugado a perdedor constantemente.
¡Cambia el paso! y a vivir de otra manera.
Sé feliz, cada día que amanezca,
y agradece al Creador el ser quien eres,
hombre libre, sin desgracia verdadera.
Lucha entonces por eso que tú esperas
que no cae del cielo libremente.
Es deber para ti, el encontrarlo,
y vivirlo con los tuyos... plenamente.
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