Cuando conocí la Christian Science fue amor a primera vista. Lo que leía era muy lógico.
En aquella época, yo era muy exigente con la vida y con las demás personas. Criticaba a quienes no eran como yo y me distanciaba de ellos. Había mucha gente que no me caía bien, y no sabía cómo ser más amorosa. Llegó el día en que me sentí sola e insatisfecha conmigo misma. Fue entonces cuando la Christian Science me hizo ver que tenía que desarrollar el amor que ya existía en mí, y aprender a recibir el amor de los demás.
Luego, una curación me llevó a estudiar la Christian Science aún más profundamente. Hace años que leo O Arauto da Christian Science, y comparto números con otras personas después de leerlos. Luego comencé a estudiar las Lecciones Bíblicas Semanales del Cuaderno Trimestral de la Christian Science, que están compuestas por pasajes de la Biblia y de Ciencia y Salud. Aunque me encantaba leer y hablarle a todos sobre ella, mis pasos de crecimiento espiritual fueron muy lentos. Cuando empecé a tener problemas en el cuello, oré por mí misma, pero no mejoré.
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