Una conversación en Boston
Estamos a principios de junio de 1889, a fines de la primavera en el barrio del Back Bay en Boston. Un bostoniano y un amigo de Nueva York se han encontrado inesperadamente en la esquina de la calle Boylston y la Avenida Massachusetts. Nos unimos a ellos en medio de una animada conversación.
Bostoniano: Todo lo que te puedo decir es que las ideas de este libro han cambiado totalmente mi vida. Como tú bien sabes, fui un inválido más tiempo del que quisiera recordar. Ahora estoy sano y lleno de vigor.
Visitante: ¿Con la simple lectura de un libro?... ¿Escrito por una mujer?
Bostoniano: Es el poder de las ideas, amigo mío. Los conceptos que ella tiene de Dios y de la existencia humana son profundos, a menudo provocadores. y al mismo tiempo simples. Estas ideas me han renovado mentalmente, han tocado mi corazón, me han sanado. Yo diría ...
Visitante: No me digas más. ¿Dónde puedo conseguir este libro de Mary Baker Eddy?
Bostoniano: El libro se llama Ciencia y Salud. y lo compré en la Sala de Lectura que se encuentra en el Hotel Boylston. junto al Steinert Hall. Acaban de abrir en septiembre.
Toma el tranvía casi hasta la Calle Tremont... una de las esquinas más concurridas. De camino, está la Iglesia de la Trinidad sobre tu derecha, luego el Public Garden y el Common a tu izquierda. La Sala de Lectura de la Christian Science es un salón grande en el primer piso del Hotel Boylston. Allí encontré unos folletos más cortos también, y allí mismo venden una revista mensual, The Christian Science Journal. Te aseguro que vale la pena el viaje.
Visitante: Así lo espero, porque hasta ahora las respuestas me han eludido por mucho tiempo...
“Te aseguro que vale la pena”.
Si bien esta es una charla imaginaria, probablemente muchas conversaciones como ésta tuvieron lugar en Boston en la década de 1880. En ese entonces, Ciencia y Salud (publicado por primera vez en 1875), estaba provocando conversaciones y debates. Por un lado era elogiado por aquellos lectores que se habían beneficiado por una teología que verdaderamente sanaba como Jesús lo había hecho, y por otro, la dura crítica de parte de aquellos que se sentían amenazados por el impacto que el libro estaba teniendo en las tradiciones religiosas y en el cuidado de la salud.
Precursor de las Salas de Lectura
Aunque han sido un elemento conocido de las calles urbanas y plazas pueblerinas por más de un siglo, las Salas de Lectura de la Christian Science tienen venerables ancestros dentro del mundo editorial. Durante el siglo XIX, las “salas de lectura” ubicadas dentro del edificio de las casas editoriales eran una manera de dar a conocer los títulos nuevos y los de larga data. En aquellos días, los libros eran relativamente costosos, y los salas de lectura permitían a los clientes ver una muestra de aquellos antes de comprarlos. caciones periódicas, y los escritores jóvenes, también valoraban la sala de lectura que había en la Biblioteca Pública de Boston, así como las de otras bibliotecas públicas. Los estudiantes y profesores universitarios se reunían en las salas de lectura de las mismas.
Una innovación notable
Sin embargo, las Salas de Lectura de la Christian Science eran una notable innovación editorial en muchos sentidos. Ellas eran y siguen siendo excepcionales como empresas dedicadas a la venta de un título de mayor venta, además de libros y revistas relacionados con el tema, y un diario.
Si bien sería muy simplista decir que Mary Baker Eddy inventó el concepto moderno de franquicia, las Salas de Lectura realmente parecen un negocio con franquicia (el nombre de “Sala de Lectura de la Christian Science” dan a estos puestos de venta una “marca” global), y funcionan en cierto sentido como una franquicia. Otro aspecto típico de las operaciones de ésta es que las Salas de Lectura locales reciben su mercadería de una organización matriz, y están gobernadas por una serie de disposiciones establecidas por su fundadora.
Aunque las iglesias cristianas han recaudado dinero de distintas maneras a lo largo de los siglos, la Sala de Lectura de la Christian Science era un enfoque muy particular para obtener ganancias. El sistema de Salas de Lectura era elemental para el designio que la Sra. Eddy le dio a su Iglesia. Tanto par la Iglesia matriz como para las Iglesias de Cristo, Científico, son una manera de producir una fuente constante de ganancias para apoyar la misión. Al situarse en el distrito financiero, las Salas de Lectura cumplían el propósito de llevar el mensaje de Ciencia y Salud al público. Las ganancias de las ventas del libro y las publicaciones periódicas (combinadas con las colectas en los servicios religiosos y otras entradas), podían ayudar a proveer los fondos para diseminar el mensaje de Ciencia y Salud.
Las Salas de Lectura eran atendidas por bibliotecarios, por lo cual cada una de ellas podía ser un lugar donde la gente pudiera buscar respuesta a los temas más personales, como son la identidad, el significado de la vida, la curacion, y cómo conocer mejor a Dios.
Dispensarios de la Christian Science, predecesores de las Salas de Lectura
Mary Baker Eddy fue su primera editora y vendedora. Las ventas de Ciencia y Salud eran apoyadas por los comentarios de boca, y por la publicidad. Su libro se vendió muy pronto en una librería del centro de Boston. Sus estudiantes, dedicados a sanar mediante la oración, también vendieron ejemplares a sus pacientes, y algunos, por un tiempo, llevaron el libro de puerta en puerta. Sin embargo, la venta de tan solo 1.000 ejemplares de la primera edición fue decepcionante.
La curva de ventas del libro subió cuando la Sra. Eddy comenzó a enseñar sus clases en el Colegio Metafísico de Massachusetts, que recibió permiso legal para funcionar en 1881. Los practicistas y maestros que recién habían sido instruidos sobre la curación en la Christian Science, ayudaron a estimular las ventas del libro, a medida que pacientes y estudiantes compraban sus propios ejemplares.
Durante la década de 1880, con aprobación de la autora, los lectores de Ciencia y Salud comenzaron a abrir Dispensarios de la Christian Science. Estos fueron los precursores inmediatos de las Salas de Lectura en varias comunidades. Los visitantes podían obtener tratamiento mediante la oración en ese lugar, a muy bajo o ningún costo. Los dispensarios también vendían Ciencia y Salud, así como folletos impresos (volantes y artículos solos), y el Journal.
Con la apertura de aquella primera Sala de Lectura de la Christian Science en Boston, en septiembre de 1888, descrita como “espaciosa” en el informe del Journal, la responsabilidad por las ventas del libro y otra literatura comenzó a estar en manos de las Salas de Lectura. En 1899 los dispensarios fueron eliminados.
Una pausa
La Sala de Lectura de la Christian Science de Boston cerró de pronto en 1894. Fue uno de esos cambios de dirección que caracterizaron el liderazgo de Mary Baker Eddy, combinado con la visión espiritual, el realismo financiero, y su habilidad para discernir la química mental de una situación. La Sala de Lectura no reabriría sino hasta el año 1900.
La historia que llevó al cierre ilustra cómo la Sra. Eddy permitía que las ideas fueran desarrollándose hasta que ella tuviera la certeza de que poseían una fuente divina; entonces les daba un fundamento permanente. En el verano de 1894, la Bibliotecaria de la Sala de Lectura, Mary Munroe, le escribió al secretario de la Sra. Eddy, Calvin Frye, diciendo que podría ser necesario cerrar. “El alquiler... es de US$700 al año”, explicó. “Tan sólo poco más de 180 estudiantes [de la Asociación de Científicos Cristianos] pagan su contribución de US$4 al año, y ahora el Dr. Eddy [hijo adoptivo de Mary Baker Eddy, Ebenezer Foster Eddy, en ese entonces editor de Ciencia y Salud], nos ha indicado que dejemos de vender las obras de la Madre en la Sala de Lectura, por lo que todo será más pérdida que ganancia. Él piensa que hay que dejar de hacerlo. Si así lo hacemos, ¿acaso no significa que lo mismo ocurrirá con el movimiento [de la Christian Science]...?” L09760, Mary W. Munroe a Calvin Frye, 18 de julio de 1894, Colección Mary Baker Eddy, Biblioteca MAry Baker Eddy para el Adelanto de la Humanidad.
La Sra. Eddy escribió al pie da la carta de Munroe: “Sí, dejemos de lado la sala de lectura. Dígale que hablaré con el movimiento cuando Dios me lo indique”. Frye le transmitió el mensaje una semana después y cerraron la Sala de Lectura. No obstante, éstas y los dispensarios continuaron operando en otras ciudades.
Salas de Lectura de las iglesias filiales
La Sala de Lectura de Boston puede que haya sido una incubadora de ideas — mostrando cómo podían funcionar estas salas a nivel local — pero no dictarían la forma que éstas asumirían. A fines de 1899, actuando de acuerdo con “la necesidad, y la lógica de los acontecimientos”,Escritos Misceláneos 1883— 1896, pág. 148. la Sra. Eddy aprobó un nuevo Estatuto de la Iglesia:
Su establecimiento. Sección 1. Cada Iglesia de la Ciencia Cristiana tendrá una Sala de Lectura, aunque dos o más iglesias pueden unirse para mantener Salas de Lectura en común, con tal de que estas salas estén bien situadas.Manual de La Iglesia Madre, pág. 63.
La necesidad inmediata era “impedir que una iglesia tuviera dos Salas de Lectura”, L07488, Mary Baker Eddy a Edward A. Kimball, 12 de enero de 1900, Colección MBE. de ese modo las iglesias filiales no abrirían en muchos lugares lo que crearía una competencia para conseguir clientes. Pero la necesidad a largo plazo era responder a la demanda de que Ciencia y Salud estuviera más al alcance del público, estableciendo que todas las Salas de Lectura estuvieran “bien situadas”.
En mayo siguiente la Sra. Eddy le escribió a La Junta Directiva de la Christian Science lo siguiente: “Una vez más, Dios hace resonar en sus oídos: 'Obtengan una sala de lectura en Boston, y ubíquenla en esa parte de la ciudad donde es más probable que la gente la visite'”. Dos semanas después, abrió sus puertas una Sala de Lectura en el número 194 de la calle Boylston. Ese “una vez más” aparentemente no se refería a previos pedidos para que se reabriera la Sala de Lectura de Boston, sino más bien a pasados mandatos a los Directores instándolos a construir “otro edificio de Iglesia y una casa editora para que desde ella se escuche Su Palabra”. L00247, MBE a La Junta Directiva de la Christian Science, 16 de mayo de 1900, Colección MBE.
Hoy como entonces, para las Salas de Lectura la clave es la ubicación: La demanda de ideas espirituales transformadoras existe y está aumentando, de manera que lo ideal es poner las Salas de Lectura en un lugar de fácil acceso para que todos los buscadores puedan encontrar el libro que los ayudará a comprender a Dios. Cuando no se tiene al público bien presente en el pensamiento — o sea, cuando se carece de lo que hoy llamaríamos una perspectiva demográfica— las Salas de Lectura pueden volverse ocultas, inaccesibles, mudas.
Infinitas oportunidades
¿Acaso ha existido alguna vez un plan comercial más abierto en su simplicidad? ¿Una empresa que con el tiempo crecería a miles de lugares en el mundo? De acuerdo, ésta era una empresa misionera abiertamente cristiana, no obstante, era una misión claramente diseñada para responder a la necesidad del público, y al mismo tiempo producir una ganancia. A pesar de ello, la Sra. Eddy utilizó menos de 150 palabras en tres estatutos del Manual de la Iglesia para describir cómo debe operar una Sala de Lectura. Véase Manual, págs. 63-64. Sus cartas y otros escritos inéditos, son igualmente vagos en detalles consejos.
En una directiva específica, ella le envió un telegrama a un Científico Cristiano en Toronto diciendo: “Tengan su Sala de Lectura separada de su iglesia”. L09080, MBE a Charlotte Allan, 16 de febrero de 1901, Colección MBE.
Pocos meses antes de que se reabriera la Sala de Lectura de Boston, en una carta a una estudiante de Chicago en la que confiaba mucho, ella le explicó que si bien había una disposición de que cada iglesia tenía que tener una Sala de Lectura, “esto no implica... el método a seguir para tener estas salas”. L07488. Ella confiaba en que la idea había venido de Dios, por lo cual, Él también revelaría a aquellos que también oraran en busca de guía, de qué forma era necesario organizarlas.
La forma y las oportunidades que presentaría dependerían de la función a cumplir. Ésta era muy clara: Ofrecer al público acceso a los escritos de Mary Baker Eddy y otros materiales producidos por La Sociedad Editora de la Christian Science. ¿Pero cómo hacerlo? El método dependería de varios factores: cómo la oración reveló un nuevo significado en las pocas palabras con que se estableció; cómo podrían cambiar los gustos, economías, vecindarios y tecnología; y con cuánta libertad los Científicos Cristianos responderían al anhelo de la humanidad de alcanzar espiritualidad.
El Estatuto final
La Sra. Eddy aprobó el último de los tres Estatutos del Manual bajo el título “Salas de Lectura”, en 1909, un año después de haber fundado The Christian Science Monitor, y un año antes de su fallecimiento. “Literatura en las Salas de Lectura” establece: “La literatura que se venda o exhiba en las Salas de Lectura de las Iglesias de la Ciencia Cristiana deberá consistir únicamente de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, y otras obras de esta autora; también de la literatura que publique o venda La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana”.Manual, pág. 64.
Esta disposición trata más de la promesa que de la restricción. Se requiere de una línea de productos; no obstante, promete enfoque, constancia, y considerable libertad sobre cómo promover y vender estos productos. Las Salas de Lectura tienen total libertad de adaptar sus métodos a un mercado y cultura en particular.
Mucho bien, indecisión para innovar
¿Cómo puede medirse el bien inmenso, o sea, los positivos efectos que las Salas de Lectura han tenido en la vida de la gente durante su primer siglo de existencia? A lo largo de los años, el Journal ha publicado constantemente ejemplos de los “informes del movimiento”. Sin embargo, incontables miles han entrado a las Salas de Lectura con un estado de conciencia — deprimidos, sin hogar, enfermos, temerosos, inquisitivos — y han salido mejorados de alguna manera. Siguieron su camino reconfortados, llenos de esperanza, con más claridad de pensamiento, sanos y, en muchos casos, sintiéndose bien nuevamente. Muchos se fueron con un ejemplar de Ciencia y Salud y otros escritos de Mary Baker Eddy.
No obstante, a lo largo de las décadas, después de 1910, mientras la Christian Science ganaba más respetabilidad como una denominación religiosa establecida, las Salas de Lectura comenzaron a seguir modelos más institucionalizados, en lugar de continuar innovando basándose en el modelo de funcionamiento simple y directo indicados en el Manual. Algunos lentamente pasaron de tener una orientación pública, a servir principalmente a los miembros de la iglesia, y desde la vereda comenzaron a verse más como una biblioteca privada que una librería con un área para leer. Las Salas de Lectura tendieron a ser promovidas exclusivamente como “lugares silenciosos donde y estudiar”, frase que la Sra. Eddy nunca emitió. De hecho, han estado tan silenciosas que muy rara vez aparecen registradas en el sonar del público.
Los términos “alegre lugar de venta al público” y “espacio silencioso para pensar” pueden coexistir con mucha alegría. Las librerías y los cafés por Internet de hoy prueban esta punto. El aspecto más importante es que el público tenía, y tiene, un anhelo — quizás hoy más profundo que nunca — por encontrar las transformadoras ideas de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras.
UNA SALA DE LECTURA EN HARLEM
Mary Baker Eddy amaba Boston, su ciudad adoptiva. También amaba la ciudad de Nueva York y las otras principales ciudades del mundo. Las Salas de Lectura eran señales externas del amor que los Científicos Cristianos tenían por los hombres, mujeres y niños que caminaban por las veredas de esas ciudades, y vivían en barrios urbanos de edificios altos, así como en pequeños pueblos. En una carta a Carrie Snider escrita en diciembre de 1904, la Sra. Eddy describió el propósito principal de una Sala de Lectura, y reveló la urgencia que ella sentía acerca de su misión sanadora:
“Lamenté leer el propósito que los llevó a dejar su sala de lectura en Harlem; la misma no debe quedarse sin una Sala de Lectura, no menos que sin una iglesia de Cristo, Científico. Es un lugar importante donde dar al público nuestra literatura y si ustedes abandonan su Sala de Lectura, la Asociación de Salas de Lectura central debe establecer una filial en Harlem de inmediato”. L06090, Mary Baker Eddy a Carrie Harvey Snider, 15 de diciembre de 1904. Colección Mary Baker Eddy, Biblioteca Mary Baker Eddy para el Adelanto de la Humanidad.
BIBLIOTECARIOS DE LA SALA DE LECTURA
El Artículo XXI, Sección 2 del Manual de la Iglesia fue adoptado en 1809. Al año siguiente La Iglesia Madre abrió su Sala de Lectura después de que Mary Baker Eddy le hizo un pedido muy claro a su Junta Directiva. De hecho, ella escribió una descripción de puesto muy concisa:
“Bibliotecario. Sección 2. Las personas que se encarguen de las Salas de Lectura de La Iglesia Madre serán elegidas por La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana con la aprobación de Mary Baker Eddy. No deben tener malos hábitos, deben haber tenido experiencia en el Movimiento, deben ser bien educadas y Científicos Cristianos devotos” (Manual, págs. 63-64).
UNA NOTA DE GRATITUD...
Boston — Por favor, acepte esta nota como expresión de gratitud por el servicio que proporcionan a través de las instalaciones de su Sala de Lectura. Me mudé a Boston hace siete meses para aceptar un puesto como Asesor Legal, abogado de planta, de una compañía de Internet local. Lamentablemente, hace dos meses, la compañía tuvo que dejar de pagarme y poco después cerró sus puertas. Éste ha sido un período espiritual extremadamente difícil para mí. Varada en una ciudad nueva, sin contactos o sistemas de apoyo, esperando mi primer hijo, yo había estado espiritualmente muy desmoralizada.
Sin embargo, la Sala de Lectura que ustedes tienen me ha permitido mantener una perspectiva positiva, y me ha facilitado mi búsqueda de un nuevo empleo. La conexión de Internet en la Sala de Lectura me ha mantenido “conectada”. Además, la impresora y la máquina de fax me han ayudado en mi búsqueda. Sin embargo, ha sido igualmente importante, la actitud del personal tan sonriente y atento. Todos han sido excepcionalmente amistosos y positivos, y me he sentido muy reconfortada por ellos. Unida a la plétora de materiales sobre espiritualidad, la Sala de Lectura se ha transformado en mi hogar lejos de mi hogar. Lo veo como mi “protección contra la tormenta”.
Una vez más, yo sólo quería agradecerles por el increíble servicio que brindan. El lugar es accesible y abierto a todos sin importar la raza, religión o creencia espiritual. De hecho, yo soy judía, sin embargo, nunca me he sentido fuera de lugar ni intimidada por lo que me rodeaba. Gracias una vez más por permitirme tener paz de pensamiento, y darme la oportunidad de volverme a levantar.
—
UN LUGAR DONDE SANAR...
Mary Baker Eddy esperaba que todo aquel que layera Ciencia y Salud encontrara ayuda y curación. Quienes visitan las Salas de Lectura de la Christian Science dan prueba de esto.
Brisbane, Australia — Mi maestra de yoga me dio un ejemplar de Ciencia y Salud, e incluso antes de que terminara de leer el primer capítulo, yo ya sabía que ese libro era lo que necesitaba desde hacía tiempo. Había sufrido de depresión crónica durante años, anhelaba encontrar consuelo espiritual, pero no sabía dónde encontrarlo. La comprensión que estoy obteniendo de Ciencia y Salud acerca de mi inquebrantable relación con el Amor divino, me ha dado más confianza, paz, certeza y alegría, que lo que había soñado posible. Cuando terminé de leer todo el libro, supe que tenía que saber más acerca de la Christian Science. Había oído hablar de las Salas de Lectura de modo que pronto encontré una en mi localidad, y muy pronto comencé a visitarla con regularidad para leer, estudiar y hablar con el personal sobre lo que estaba aprendiendo. A través de la Sala de Lectura, encontré no sólo una riqueza de libros, revistas y otros materiales que me ayudaron en mi estudio de la Christian Science, sino también una conexión con una familia mundial de buscadores espirituales, quienes, como yo, han sido transformados por todo lo que están aprendiendo de Ciencia y Salud. Las bendiciones continúan llegando.
— Courtenay Rule