Hace un par de años, me apareció un pequeño crecimiento junto a la nariz, sin embargo, no le presté mucha atención hasta que comenzó a crecer de tamaño. Oré por ello y también le pedí a un practicista de la Christian Science que me ayudara a orar por él. Pensé en una idea de Ciencia y Salud que me sabía de memoria: “Una idea espiritual no tiene ni un solo elemento de error, y esa verdad elimina debidamente todo lo que sea nocivo” (pág. 463).
Un día fui a la dentista, quien, al notar el bulto tan obvio que tenía en la nariz, me dijo: “Eso se lo tienen que extirpar”. Y su ayudante coincidió con ella. La dentista me preguntó si tenía un médico de la familia. Cuando le dije que no, ella y su ayudante me dieron los números de teléfono de varios especialistas de la piel que conocían.
De camino a casa me sentí tentada a recoger el teléfono y hacer una cita con uno de esos especialistas para que me extirparan el crecimiento. Sin embargo, al pensar nuevamente en aquella cita de Ciencia y Salud, pensé: “¿Acaso lo van a eliminar debidamente?”
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