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Un gobierno justo y noble

Del número de octubre de 2004 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Dicen que ver la Tierra desde el espacio es una experiencia inenarrable, una vista espectacular. Es irónico que teniendo el privilegio de vivir en un planeta tan hermoso, muchos de nosotros al ver los titulares de los diarios y escuchar las noticias queremos decir lo que muchas veces hemos oído al pasar: “¡Paren el mundo que me quiero bajar!” Es verdad, muchas veces nos sentimos abrumados por los problemas, e incapaces de ayudar a que las cosas en el mundo mejoren.

Reconoce la presencia de Dios para combatir la corrupción y el terrorismo.

Hace varios años, me ocurrió algo que me demostró el poder de la oración y de la presencia de Dios para resolver situaciones que parecen estar fuera de nuestro control. Había tomado el avión en Miami, Florida, para regresar a la ciudad de México, donde vivía en aquella época. Regresaba de asistir a una reunión sobre espiritualidad, junto con otras personas que también habían concurrido a la misma. Alrededor de una hora después de despegar, estando ya a altura de crucero, la nave comenzó a perder altura de una manera notable, tanto que sentí como que el estómago se me subía al pecho. Yo sabía que no estábamos aterrizando porque, según el tiempo transcurrido, teníamos que estar sobrevolando el Golfo de México y todavía faltaban como tres horas para llegar a destino. La reunión a la que había asistido había fortalecido mi fe en la presencia y gobierno beatífico de Dios. Yo sabía que mis otros compañeros y demás pasajeros debían estar orando también. Mientras el avión iba cayendo me aferré a la idea de que Dios estaba presente allí mismo con nosotros, que era Todopoderoso y tenía el control de la situación, y que, por tanto, no podíamos sufrir daño alguno. Poco tiempo después, que a todos nos pareció una eternidad, el avión se estabilizó. Nunca nos informaron qué ocurrió. No obstante, yo sabía que el reconocimiento del gobierno divino había tenido mucho que ver con la recuperación. Finalmente llegamos a destino sin más problemas.

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