Canto profesionalmente desde hace más de diez años. Un día, se me presentó la oportunidad de ocupar una plaza en uno de los mejores coros del país, y, cuando me hicieron la prueba, la directora me señaló que me notaba la voz un poco agotada. A partir de ahí comencé a sentirme cada vez más disfónica y fui a tratarme con una doctora foníatra la que me diagnosticó nódulos de gran tamaño en las cuerdas vocales. Me prohibió hablar y me recetó unas pastillas, diciéndome que lo más probable era que me tendrían que operar.
Hace un año decidí acudir a la Ciencia Cristiana. Al adentrarme en la lectura del libro Ciencia y Salud y asistir a los servicios religiosos, me di cuenta de que había tomado decisiones respecto a mi carrera confiando en que sólo mi voluntad me Ilevaría al éxito. Percibí que sin Dios no somos nada, ya que todo lo bueno que expresamos viene de Él, que es Mente divina. Un día, estando en un servicio religioso de una Iglesia de Cristo, Científico, me sobrevino un arrepentimiento muy grande, y al finalizar le pedí ayuda por medio de la oración a una practicista de la Ciencia Cristiana. Sus palabras me transmitieron mucha paz.
Regresé a mi casa muy tranquila y segura de que Dios me había perdonado y que la curación se había realizado. Me di cuenta de que la Mente divina me había creado completa, a imagen y semejanza de mi Padre-Madre, y que nada podía impedirme expresar los talentos que el Amor me había dado. También percibí que mi voz es una manifestación de Dios, de modo que es perfecta. A los dos días pude cantar los himnos en el servicio religioso.
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