Nuestro avión aterrizó en el aeropuerto José
Martí. Después de desembarcar, cada uno entró
solo a unas pequeñas y angostas oficinas de
inmigraciones. Al entrar el funcionario me hizo
algunas preguntas, y luego me indicó que mirara
de frente a la pared. Después me permitió salir para
buscar mi equipaje. Al reunirme con las demás,
a quienes había acompañado como intérprete,
de pronto me di cuenta de que estaba viviendo
un momento histórico: ¡La Junta Directiva de la
Ciencia Cristiana estaba de visita en Cuba!
El Heraldo muestra claramente lo actual y práctica que es la Ciencia Cristiana.
La Ciencia Cristiana Ilegó a Cuba en 1903 por medio de Alfred Blundell, un inglés que había sido sanado mediante la oración en la Ciudad de Nueva York. Blundell comenzó a celebrar reuniones para leer las Lecciones Bíblicas de la Ciencia Cristiana, y posteriormente ese mismo año, el Sr. y la Sra. Hotchkiss fueron a ayudarlo. A principios de 1906, Blundell se fue de Cuba, pero esta pareja decidió asentar sus raíces en la hermosa isla. Allí abrieron las puertas de su hogar en La Habana a un grupo de 25-80 personas. Fundaron una Sociedad de la Ciencia Cristiana en 1916, y la primera Sala de Lectura abrió sus puertas en 1919.
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