Queridos amigos de El Heraldo:
Desde que leí esta revista por primera vez mi vida cambió por completo. Admiro todo el esfuerzo y la dedicación con que ustedes la editan para que Ilegue a nuestras manos.
Conocí la Ciencia Cristiana hace ya algunos años y a pesar de que vivo muy lejos de la Iglesia y no puedo visitarla, mi fe y entendimiento es cada día mayor. Me siento muy feliz de haber conocido esta Ciencia. Creo que todo el mundo debería leer el libro Ciencia y Salud, pues tiene una respuesta para todo en la vida.
Mi iglesia me envía literatura cada 3 meses. Me siento ansiosa cada vez que Ilegan los Heraldos porque quiero leerlos todos. Los artículos tienen un máximo de contenido espiritual y son de alta calidad.
He tenido infinidad de bendiciones desde que conocí la Ciencia Cristiana, aunque soy la única que la practico en mi hogar.
Me encantaría intercambiar opiniones con algunos de ustedes y me gustaría muchísimo leer alguna otra literatura de la Ciencia Cristiana. Le doy gracias a Dios por haber iluminado a Mary Baker Eddy con esta Ciencia y por haberla conocido. Aunque donde vivo muy pocas personas la conocían, ya hay muchas que están leyendo El Heraldo y hasta han tenido curaciones.
No tengo palabras para agradecerles su trabajo, y les digo que desde aquí todos admiramos lo que hacen y le pedimos a Dios que ilumine sus pensamientos para que cada día sean mejores.
Mucho respeto y admiración para todos los que de una forma u otra trabajan en la realización de esta revista y ojalá cada día se unan más personas a la lectura.
Los saluda con mucho cariño,
La Habana, Cuba
Queridos amigos:
Hace algunos años, mientras sintonizaba alguna que otra emisora cristiana por onda corta, oí el programa de El Heraldo por primera vez. Me Ilamó poderosamente la atención el modo de orar al que ustedes hacían referencia, reconociendo a Dios como lo que en definitiva es, como Amor infinito, y a nosotros como Sus hijos. También me gustaron los testimonios y el gran amor que se desprendía de las personas que testimoniaban, lejos de temores y creencias inculcadas por la educación.
Con el tiempo, ustedes me enviaron dos ejemplares de El Heraldo y una hermosa carta. Entonces decidí ir a La Habana para visitar la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana, donde adquirí un ejemplar de Ciencia y Salud y asistí a la iglesia filial. Estudio diariamente la Lección Bíblica; mi corazón nunca había asimilado ideas cristianas con tanta rapidez y gozo. Mientras leía el libro. ciertas condiciones en la piel y otros males, entre ellos problemas en el estómago, sanaron por completo. Pero lo más increíble es que después de casi 40 años de andar por caminos pecaminosos, los pude dejar. Además hace mucho tiempo que no tomo medicamentos. Quiero decirles qué huellas profundas han dejado en mí los testimonios de curaciones que evidencian el poder espiritual de Dios y nos traen la certeza de un nuevo mundo. Dios los siga bendiciendo a todos, mis amados hermanos en Cristo.
Varadero, Cuba
Amigos de la Ciencia Cristiana:
En la época en que transmitían por onda corta, ni bien comencé a sintonizarlos me convertí en una fiel radioescucha del programa de El Heraldo. Yo había estado escuchando programas sobre la Ciencia Cristiana en inglés, durante un tiempo, hasta que una amiga me habló de El Heraldo y también me prestó el libro Ciencia y Salud. Estoy sinceramente agradecida pues este libro ha sido un eficaz instrumento para aprender más acerca de Dios, ya que gracias a la Clave de las Escrituras he comprendido verdaderamente que Él es todo Amor, aunque yo no lo sabía: ¡Ahora sí lo siento alrededor de mí!
Desde que comencé a leer Ciencia y Salud me ha desaparecido el agobiante dolor cervical que durante varios años padecí y también los dolores de cabeza. Estos dolores me venían juntos, especialmente cuando me ponía a leer y escribir. Estoy asombrada de cómo puedo leer cómodamente ahora.
De ser posible desearía recibir alguna literatura de ustedes pues de veras desde que estoy leyendo y extrayendo notas de Ciencia y Salud mi vida está cambiando, estoy viendo las cosas de otra forma. Ahora me siento acompañada a cada instante.
Sinceramente,
Camagüey, Cuba