Desde la antigüedad, la humanidad ha pasado por etapas de ignorancia y de sabiduría. Así fue como durante siglos, científicos y sabios afirmaron categóricamente que la Tierra era el centro del universo y que la estrella Ilamada sol daba vueltas alrededor de ella. La tenacidad de esa creencia era tal que todo aquel que planteaba lo opuesto y decía que en realidad es la Tierra la que gira alrededor del sol, era ridiculizado e incluso amenazado. Era un riesgo declarar la verdad.
Asimismo, por largo tiempo se veneró la creencia de que existían numerosos dioses, como sostenían las civilizaciones greco-romana y egipcia. Pasaron muchos años hasta que Abraham declaró su lealtad a un solo Dios y siglos más para que la humanidad comenzara a cambiar sus antiguas creencias. Tener a ese único Dios, o Amor divino, fue un gran salto espiritual el cual Cristo Jesús ilustró con el ejemplo de su vida y obra. Hoy, la Ciencia Cristiana expande el significado de Dios cuando le atribuye términos como Principio, Mente, Vida, Verdad, Espíritu y Alma.
Pienso que el Big Bang —cuyo modelo simboliza que el universo se expandió de un estado denso y caliente, que todavía hoy sigue expandiéndose— es uno de los dioses modernos que enfatiza y da preponderancia a la materia como creadora del universo.
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