Debido a una dolencia infecciosa en los riñones hace algún tiempo se me producían unas Ilagas muy molestas en la boca y orinaba con gran dificultad. Entonces mi esposo habló con una practicista de la Ciencia Cristiana para que orara conmigo. A medida que ella me hablaba sentí que algo maravilloso se operaba en mí.
Este nuevo concepto de un Dios que está siempre con nosotros y que es el Amor mismo, comenzó a abrir mi pensamiento. Esto me permitió percibir poco a poco que el hombre espiritual es sano y armonioso, y que el sufrimiento es una imposición de las creencias humanas. Fue maravilloso comprender la importancia de espiritualizar mi pensamiento y entender que soy la hija amada de Dios.
Al cabo de un corto tiempo, fui sanada no sólo de los riñones, sino también de alta presión arterial, que me producía como una tormenta en la cabeza por lo que perdía el control y me caía.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!