Ya hace tres años que estudio filmación como asignatura en el colegio. Esta clase ha resultado ser una de mis favoritas hasta el punto de tomarla en cuenta seriamente come una posible ocupación de futuro. He aprendido y sigo aprendiendo un montón de cosas que me apasionan, desde el estudio minucioso de cómo se han hecho las grandes películas de la historia del cine, a las diferentes técnicas de filmación, o la manera en que uno puede transmitir un determinado mensaje al hacer una película.
Pero realmente lo que más me gusta es descubrir cuántas maneras distintas existen de filmar una misma escena. Y al decidir cómo hacer una toma, la elección de la perspectiva que se va a usar puede cambiar absolutamente la impresión del que mira. Por ejemplo, en ocasiones, filmar a una persona desde un ángulo por debajo de la altura de sus ojos resalta su situación de poder, mientras que puede lograrse el efecto opuesto al filmarla desde un punto más arriba. O, situar la cámara un poco de lado en lugar de tenerla derecha, confiere inmediatamente al espectador una sensación de inquietud o nerviosismo. Esta última técnica se llama en inglés dutch tilt.
Yo creo que en nuestra vida también definimos cómo nos van las cosas según la perspectiva con la que decidimos mirar. Nuestra expectativa determina cómo va a ser la película de nuestra experiencia, y tenemos todas las ideas de la Mente divina que nos creó para corregir los enfoques equivocados y obtener buenos resultados.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!