Siempre tuve mucha dificultad para relacionarme con otras personas porque era muy tímido. Sin embargo, no fue hasta que tenía 16 años que me di cuenta de la gravedad de esta situación, cuando tuve que buscar empleo. Me era muy difícil presentarme en las entrevistas de trabajo y eso era un punto negativo para que me contrataran. Comencé a preocuparme por dicho comportamiento.
Un día, el año pasado, en la Escuela Dominical de la Iglesia de la Ciencia Cristiana a la que asisto, me informaron que la iglesia necesitaba a alguien para trabajar en la Sala de Lectura.
Me sentí muy interesado, pues era una oportunidad única que me traería muchas bendiciones, pero cuando me imaginé atendiendo a las personas y conversando con ellas, sentí miedo y no me presenté al puesto.
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