En esta época del año, gran parte del mundo resplandece de colores, luces y decoraciones anticipando la Navidad. En medio de todo el resplandor, a veces resulta difícil encontrar las sencillas señales que indican que se trata de un día sagrado.
Si miras con cuidado ese pino alto en la vidriera del negocio, posiblemente veas una estrella brillante en la punta, imágenes de ángeles o pastores entre su follaje, o tal vez un modesto pesebre debajo de las ramas siempre verdes; símbolos todos ellos de uno de los sucesos más trascendentales de todos los tiempos.
La historia misma del nacimiento no trata acerca de un suceso ostentoso, sino de la callada bienvenida a un niño precioso, el tan largamente esperado Mesías, Cristo Jesús; el hombre que ejemplificó al Cristo, la verdadera idea de la naturaleza divina. Fue un suceso histórico que trajo el cristianismo, con su promesa de curación, a un mundo ávido de consuelo y esperanza.
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