Recuerdo muy bien el día en que nuestra familia se reunió junto al televisor para ver el lanzamiento de un cohete que transportaba al astronauta Alan Shepard a bordo de la nave espacial Freedom 7 del Proyecto Mercury. Eso ocurrió el 5 de mayo de 1961, y marcó el inicio de la carrera de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), para enviar a un hombre a la luna.
Contuvimos la respiración durante la cuenta regresiva, y nos llenamos de emoción cuando finalmente escuchamos a Shepard decir: “¡Todos los sistemas están en orden!”. Su corto, pero increíblemente valiente vuelo suborbital de 15 minutos lo lanzó directamente a los libros de historia como el primer estadounidense en el espacio.
Esa frase, “¡Todos los sistemas están en orden!”, me vino al pensamiento recientemente cuando un fuerte dolor de cabeza luchó por acaparar mi atención todo el día y luego amenazaba con darme una noche de insomnio. Decidí orar al respecto, y de todo corazón recurrí a la Mente única, para estar más consciente de la presencia de Dios y comprender Su cuidado constante por todos nosotros como Sus amados hijos.
Nuestra relación con la Mente divina se describe de esta manera en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “La Mente, suprema sobre todas sus formaciones y gobernándolas todas, es el sol central de sus propios sistemas de ideas, la vida y la luz de toda su vasta creación; y el hombre es tributario a la Mente divina” (pág. 209). Podemos encontrar este universo verdaderamente armonioso a través de una perspectiva espiritual, que reconoce que toda inteligencia y existencia tiene su origen en Dios.
Mientras oraba de esta manera, la frase de Alan Shepard me vino al pensamiento: “¡Todos los sistemas están en orden!”. Entonces se me ocurrió pensar que los sistemas “están en orden” cuando están perfectos, y no hay lugar para algo que no sea bueno. Comprender que asimismo los sistemas de las ideas de la Mente son solo buenos cambió mi pensamiento, y realmente pude sentir que el Amor divino estaba presente. Como resultado, la curación se produjo esa misma noche.
Estoy muy agradecida por saber que el hombre es espiritual, perfecto y armonioso siempre, como lo confirman las consoladoras palabras de Génesis 1:31: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. “Todos los sistemas [de la Mente] están en orden”; y verdaderamente son solo buenos.