Quiero expresar mi gratitud por una rápida curación que tuve al aplicar la Ciencia Cristiana. El año pasado, la semana antes de Navidad, empecé a tener síntomas de un resfriado. Me di un tratamiento de la Ciencia Cristiana, afirmando la bondad y totalidad de Dios, así como también que yo —como todos los demás— soy inseparable de Dios porque soy Su amada hija espiritual.
No obstante, me di cuenta de que sentía mucha frustración ante la posibilidad de pasar las fiestas enferma. También llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana para que orara por mí, para que me ayudara a sentir más el amor de Dios en aquel momento.
A medida que la practicista y yo orábamos, me di cuenta de que semanas antes, me había sentido atrapada por todas las ocupaciones propias de la época navideña. Parecía que había perdido mi capacidad de maravillarme, de sentir alegría y gratitud por la santidad de la aparición del Cristo que celebramos en la Navidad.
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