Al final del año pasado un tío al que no había visto en mucho tiempo pasó por mi casa. Sentí curiosidad de saber por qué me estaba visitando. Él mencionó que ahora era Científico Cristiano. Compartió conmigo cuán real es el amor de Dios y me contó sobre algunos maravillosos testimonios de curación. No dudé en pedirle que orara por mi hijo.
Hacía ya más de un año que mi hijo de ocho años no podía caminar debido a que sus pies estaban partidos y ensangrentados. Si bien, traté de ayudarlo llevándolo al hospital y también probando métodos de curación alternativos, nada cambió. Estaba tan preocupada que planeaba recurrir a la ayuda de curanderos.
Mi tío me aseguró que mi hijo sanaría por medio del cristianismo científico, o sea, la Ciencia Cristiana, que nos enseña que el hombre ya es perfecto porque es la imagen y semejanza de Dios. Me dijo que no había necesidad de visitar a un curandero, porque Dios es la Vida del hombre. Mi tío también compartió conmigo algunos versículos de la Biblia que afirmaban que Dios es el único poder y es del todo bueno, esto quiere decir que Su creación es “buena en gran manera”, como dice Génesis 1.
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