Hace un tiempo, una amiga compartió una foto en las redes sociales. Era la silueta de algo. ¿Era una flor o un insecto? ¿O tal vez un dragón? Yo no podía determinar qué era, pero esa era la idea; era difícil darse cuenta hasta que conocías el “truco”.
Finalmente, me di por vencida y leí los comentarios que otros habían puesto debajo de la foto, esperando tener una pista. Lo que encontré fue esto: “Mira la parte más clara, y la verás de inmediato”. Esta vez ignoré la silueta, y miré en cambio la parte aparentemente más blanca que la rodeaba, y de inmediato apareció la cara de una persona. Como decía otro comentario: “Una vez que la vez, no puedes dejar de verla”. Me di cuenta de que eso es una gran verdad.
Esta pequeña experiencia ilustraba una gran lección. Cuando uno está orando para tener una curación en la Ciencia Cristiana, puede ser tentador pensar: “Si no logro sanar es porque hay un error en mi forma de pensar, pero no puedo encontrarlo”.
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