Escuchamos muchas opiniones y temores respecto a la mortalidad de hombres y mujeres y su vulnerabilidad a la enfermedad, las lesiones, la injusticia o la escasez. Y ya sea que aceptemos o no todas estas creencias, es posible que nos escuchemos a nosotros mismos, audiblemente o tal vez solo mentalmente, repetir algunas de ellas.
Pensamientos como estos se disfrazan como si fueran nuestros propios pensamientos y sugieren que estamos separados de la bondad de Dios. Pero dichos pensamientos nunca podrían venir de Dios, la Mente divina infinitamente buena. Son sugestiones de la mente mortal, o lo que la Biblia denomina mente carnal, la contrahechura de la Mente divina. Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, señala que esto es un solecismo, o error gramatical: “Mente mortal es un solecismo del lenguaje, y entraña un uso impropio de la palabra mente.Puesto que la Mente es inmortal, la frase mente mortalimplica algo que no es verdadero y por tanto, irreal; y la manera en que la frase es usada para enseñar la Ciencia Cristiana, tiene la finalidad de designar aquello que no tiene existencia verdadera” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 114).
Cuando ponemos al descubierto que dichos pensamientos son especímenes de la mente mortal y reconocemos que no provienen de Dios, nos damos cuenta de que no tienen ningún poder o verdad. La apertura mental para recibir la inspiración que proviene de Dios, la Verdad divina, nos ayuda a hacer esto y a ver más claramente nuestra individualidad espiritual y perfecta. “Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”, dice la Biblia (Jeremías 29:11). Podemos llevar adelante esos pensamientos que provienen de Dios en nuestros corazones. ¡Esta es una oración eficaz que trae curación!
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