Hace siglos que la humanidad se esfuerza por descubrir qué es real, perdurable e importante en la vida. Esto ha requerido mucho examen de conciencia y a veces buscar en todos los lugares equivocados.
A pesar de los desafíos, todos pueden tener la certeza de que la satisfacción y la ecuanimidad son posibles porque hay un modelo perfecto a seguir, Cristo Jesús, que experimentó y enseñó exactamente qué constituye una vida real, perdurable y significativa. Y enunció claramente una oración llamada el Padre Nuestro, en la cual señala que esa misma realidad está al alcance de todos nosotros: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). Esto indica que la paz interior, que viene al conocer a Dios, puede experimentarse aquí y ahora. Lo cual lleva a preguntar: ¿Qué tenemos que conocer o hacer para experimentar este estado de la existencia?
Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, escrito por la Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, ofrece discernimiento espiritual acerca de esta realidad y nuestra verdadera naturaleza. Al citar las Escrituras, ella dice: “En el Evangelio de Juan, se declara que todas las cosas fueron hechas por el Verbo de Dios, ‘y sin Él [el logos,o verbo] nada de lo que ha sido hecho, fue hecho’. Todo lo bueno o digno, lo hizo Dios. Lo que carece de valor o es nocivo, Él no lo hizo, de ahí su irrealidad. En la Ciencia del Génesis leemos que Él vio todo lo que había hecho, ‘y he aquí que era bueno en gran manera’” (pág. 525). Esto indica que la creación de Dios (que nos incluye a todos nosotros) siempre ha sido y siempre ha permanecido buena, y Ciencia y Salud explica que es espiritual y eterna, porque Dios es Espíritu y eterno. Puesto que vivimos en Dios y expresamos a Dios, nosotros tampoco podemos ser mortales limitados, imperfectos y temerosos.
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