Cuando fue diagnosticada con un caso serio de artritis, Martine se aferró al hecho de que su existencia es espiritual, el verdadero reflejo de Dios. Su curación le demostró que podemos superar cualquier cosa con la oración persistente, sabiendo que la enfermedad y la discordancia no están apoyadas por el Principio o ley divina, y no pueden perdurar.
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