A Michael le encantaban sus cuentos antes de dormir. Una noche antes de acostarse, su mamá le leyó un viejo cuento popular irlandés. Hablaba de un duende que vivía en un armario debajo de las escaleras en la casa de una familia. Partes de la historia eran tontas y divertidas, pero otras partes daban un poco de miedo.
Esa noche, cuando la mamá de Michael lo arropó en la cama, él estaba seguro de que había un duende debajo de sus escaleras. Su madre le aseguró que no existía tal cosa, que los duendes no eran reales. Alguien había creado esa historia, al igual que muchas de las otras historias que habían leído juntos.
Michael no estaba tan seguro. Entonces su mamá le recordó lo que había aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana: el amor de Dios lo rodeaba por completo y estaba siempre con él. Día y noche, el amor de Dios estaba allí, manteniéndolo a salvo. Pero Michael, no obstante, quería que su madre se acostara a su lado hasta que se durmiera, y ella así lo hizo.
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