Cuando sucede algo realmente bueno, a menudo alguien dice: “¡Fue un milagro!”. Ese tipo de declaración sugiere que el bien expresado es inesperado, que el universo está gobernado por leyes de la naturaleza que envuelven conflicto y limitación. Que el universo puede ser un lugar temible. Tal vez, incluso, sin esperanza.
La Ciencia Cristiana presenta un punto de vista muy diferente de la realidad: una perspectiva espiritual basada en la Biblia. Muestra que Dios, el bien, es el creador, y gobierna todo lo que Él crea; el hombre y el universo están gobernados por las leyes espirituales constantemente buenas e inalterables de Dios. Esto significa que jamás es necesaria una intervención milagrosa, porque el bien ya es el hecho espiritual que se puede probar. El bien siempre es divinamente natural.
El registro autorizado de la Biblia en el primer capítulo del Génesis también indica claramente la realidad espiritual. En él, Dios, el Espíritu, hizo todo lo que fue hecho, y el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Y cuando la creación de Dios fue totalmente revelada, Él declaró que era muy buena. Todo lo que Dios crea es completo, y tiene todo lo que se requiere para la perfección; de modo que todo lo que Él crea está gobernado correctamente en función y acción, y correctamente sostenido y mantenido por Él. Y puesto que las leyes de Dios gobiernan, Su creación es natural y constantemente buena.
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