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Original Web

¿Puede una honesta victoria interior cambiar los titulares?

Del número de octubre de 2019 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 19 de julio de 2019 como original para la Web.


Hace unos años, en una charla interreligiosa en Londres, escuché a un musulmán sufí explicar el principal significado del término jihad de una forma que era muy diferente de lo que yo estaba acostumbrado a ver en los titulares y las noticias. Lo describió como el esfuerzo espiritual interior por buscar a Dios, rechazar el materialismo y luchar contra la tentación de pecar. 

Por supuesto, la palabra tiene otros significados. Los musulmanes en general dirían que jihad también se refiere a defenderse a sí mismos cuando son atacados. Y no hay forma de olvidar la notoriedad que el término ha obtenido al estar asociado con las atrocidades realizadas por los militantes del Islam, tanto en países predominantemente musulmanes como en otras naciones. 

No obstante, la idea del “gran jihad” como se describe a menudo la lucha espiritual interna, es común a la mayoría de las religiones, incluida la Ciencia Cristiana. Y si bien los conflictos violentos en los titulares pueden hacernos sentir temor e ira, una lucha interior honesta —que no saldrá publicada en los titulares— puede capacitarnos para enfrentar dichas reacciones, hasta que logremos obtener un sentido espiritual de “la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender.” (Filipenses 4:7, NTV). Podemos hacerlo al buscar y encontrar a Dios, rechazando el materialismo por ser una mentira acerca de la verdadera identidad de todos, incluso negándonos a resignarnos a aceptar el pecado que vemos en los demás.

“Encontrar a Dios” es comprender Su verdadera naturaleza. Las enseñanzas de la Ciencia Cristiana identifican al Divino como Espíritu y Amor, y deducen de la Biblia —la cual dice que todos fuimos creados a semejanza de Dios— que cada uno de nosotros es la expresión espiritual y amorosa del Espíritu. Como Científico Cristiano, comprendo el materialismo que el orador sufí dijo que deberíamos evitar porque es lo único que se opone a la espiritualidad amorosa que es nuestra verdadera naturaleza. Es aceptar la opinión falsa de que todo es limitado y discordante, cuando somos, en cambio, realmente creados por, y existimos en, el Espíritu divino e ilimitado.

Particularmente, la creencia tan difundida de que somos materiales incluye la creencia más específica de que tendemos a tener pensamientos pecaminosos, incluso aquellos que impulsan a realizar actos de violencia. Pero esa forma de pensar es ajena a la identidad espiritual y verdadera de cualquiera como creación de Dios. Al enfrentarnos a la evidencia de las acciones y formas de pensar pecaminosas de los demás, puede que nos sintamos presionados a aceptar un concepto material de la existencia. En lugar de aceptar ese punto de vista limitado del uno y el otro, podemos esforzarnos por ver más allá de eso, hacia la idea verdadera de lo que Dios sabe de todos Sus hijos. La lucha sincera por ceder a la comprensión de que nadie es verdaderamente material y pecaminoso, nos ayuda a liberarnos de los elementos mentales como son el temor y la ira.

En la práctica, puede parecer un paso bastante grande incluso querer luchar o superar esos elementos turbulentos dentro de nuestro pensamiento, cuando leemos los titulares. Pero ¿qué pasaría si dicha “lucha con uno mismo”, como Mary Baker Eddy —quien descubrió la Ciencia Cristiana— describe esa lucha interior (Escritos Misceláneos 1883–1896, pág. 118), pudiera cambiar los titulares? Una historia de la Biblia sugiere que es posible que un triunfo dentro de nosotros mismos sobre un sentido material de la vida, disuelva nuestro temor respecto a la intención violenta de otra persona.

Se trata de la historia de cuando Jacob traicionó a su hermano Esaú, huyó de la ira de este, y luego regresó a su hogar décadas después. En los años intermedios, Jacob había crecido espiritualmente a través de muchas experiencias de la presencia y el poder de Dios. Sin embargo, él muy razonablemente temió la tan anticipada reunión cuando se enteró de que Esaú vendría acompañado de cuatrocientos hombres (véase Génesis 32-33).

Podríamos decir que lo que ocurrió a continuación fue el jihad de Jacob. Al hablar de esta experiencia, y referirse a Dios como Verdad y Amor, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por la Sra. Eddy dice: “Jacob estaba solo, luchando con el error —contendiendo con un sentido mortal de que la vida, la sustancia y la inteligencia existen en la materia con sus falsos placeres y dolores— cuando un ángel, un mensaje de la Verdad y el Amor, se le apareció y descoyuntó el tendón, o fuerza, de su error, hasta que él vio su irrealidad; y la Verdad, al ser de tal modo comprendida, le dio fuerza espiritual en este Peniel de la Ciencia divina” (pág. 308).

Lo que ocurrió a continuación sugiere que las vidas más allá de la propia pueden ser influidas por esta especie de victoria sobre el error de creer en la existencia material. Si Esaú había estado luchando con sus propios demonios de resentimiento y venganza, los mismos fueron silenciados a medida que Jacob superó su temor. Para cuando llegaron aquellos cuatrocientos hombres, todo potencial intento de violencia había dado lugar a un abrazo fraternal sincero. 

El temor y la ira pueden ciertamente parecer reacciones razonables ante las noticias de violencia mortal en manos de extremistas religiosos o políticos. Pero esa es una reacción material a una perspectiva material de los hechos. Como Jacob, podemos luchar con ese tipo de tentaciones, hasta que sintamos la paz de vislumbrar el punto de vista de Dios. Esa es la perspectiva desde la cual la autora de Ciencia y Salud escribió su libro, el cual concluye que, lejos de ser asediados, “la espiritualidad asedia abiertamente el materialismo”. El libro entonces pregunta: “¿De qué lado estamos peleando?” (pág. 216).

De modo que, mientras los gobiernos dan apropiadamente los pasos correctos para protegernos de la violencia extremista, cada uno de nosotros puede contribuir optando por tener una batalla interior para comprender la ascendencia que tiene la espiritualidad sobre la materialidad. Podemos tomar consciencia del Espíritu infinito y su idea infinita, en el cual el materialismo, incluso la agresión, no tiene ninguna influencia verdadera sobre nadie. Esa clara percepción espiritual no es fácil de alcanzar, aun cuando tratemos de sanar una pequeña riña con un ser querido, menos aun cuando nos esforzamos por ver más allá del espectro del odio mortal. Pero el amor de Dios está trabajando con nosotros para ayudarnos a comprender que cada uno es verdaderamente el hijo de Dios, y nuestros sinceros esfuerzos por superar el sentido falso y material de todos nuestros semejantes, son parte esencial de la “lucha con uno mismo” que Escritos Misceláneos describe como “grandiosa”.

Quizás nunca sabremos si nuestras victorias interiores han ayudado a impedir algún titular indeseable o han tocado un corazón angustiado en algún lugar. Pero cuando batallamos honestamente contra las percepciones materiales llenas de temor e ira acerca de los demás, podemos confiar en que cada victoria llegará más allá de nuestras propias vidas con un efecto sanador.

Tony Lobl
Redactor Adjunto

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