El otro día vi a una mujer que llevaba una camiseta que decía “El amor es comprensión”. Me hizo pensar, ¿Cuál es el propósito del amor, y cómo actúa? El Amor divino, el cual es Dios, llega mucho más lejos y profundamente que el afecto humano. Es la fuerza inteligente e imperiosa de la creación de Dios, que expresamos con entendimiento, honestidad y compasión los unos a los otros. El propósito del Amor es un poder que no puede resistirse o someterse.
Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, describe el verdadero propósito del Amor en una carta a una filial de la Iglesia de Cristo, Científico: “El propósito del Amor divino es el de resucitar el entendimiento, y el reino de Dios, el reino de la armonía ya dentro de nosotros. Por medio de la palabra que os es hablada, sois liberados. Permaneced en Su palabra, y ella permanecerá en vosotros; y el Cristo sanador se verá manifestado en la carne nuevamente —comprendido y glorificado” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 154).
Podemos expresar este propósito del Amor divino, trayendo curación a nuestras vidas y a las de los demás, cuando calmamos el flujo de los pensamientos egoístas y estamos mentalmente lo suficientemente callados como para comprendernos realmente unos a otros. En la Ciencia Cristiana, aprendemos que existe solo una Mente infinita, Dios, la cual es universal, imparcial e ilimitada. Por ser la fuente de toda comprensión, la Mente jamás es injusta, indiferente o limitada. Y por ser nosotros el reflejo de Dios, naturalmente expresamos esta Mente amorosa y tierna en nuestras interacciones mutuas. Un hermoso himno declara: “Todos somos hijos de Dios, expresiones de la Mente única” (Désirée Goyette, Christian Science Hymnal: Hymns 430–603, N° 592, traducción libre al español).
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!