No importa cuán complejos o imposibles de resolver parezcan ser los desafíos que enfrenta la humanidad, tú y yo podemos contribuir a que cambie la situación. El mejoramiento del mundo debe comenzar en el ámbito individual, y la clave para este trabajo individual es el amor. Cristo Jesús dijo: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 15:12).
Alguno podría decir: “Está bien. Tal vez lo que se necesita es más amor. Pero yo soy una sola persona. ¿Qué puedo hacer para disminuir el temor y los malentendidos en el mundo?” Puedes encontrar apoyo en lo que afirma la Biblia: “La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16).
Para ser eficaz, la oración, a la cual Mary Baker Eddy se refiere como “un amor abnegado” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 1), debe estar basada en la comprensión espiritual del hombre y el universo como la creación espiritualmente perfecta de Dios. Al orar debemos reconocer claramente que el Amor divino mantiene incesantemente a todas sus ideas en su estado original y perfecto; debemos aceptar la verdad de la existencia y vivirla diariamente.
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