Estoy muy contento de contar una curación física que tuve recientemente en la Ciencia Cristiana.
Una noche me desperté con una picazón en los antebrazos. Me habían estado molestando esporádicamente mientras hacía mis quehaceres diarios, pero no les había prestado mucha atención.
No obstante, aquella noche noté erupciones irregulares en todo mi cuerpo, y tenía la piel inflamada. Además, tenía todo el cuerpo adolorido.
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