Estimados miembros de La Iglesia Madre:
Como Secretaria de La Iglesia Madre, espero con especial expectativa encontrarme con ustedes en línea para la Asamblea Anual que se realizará el 8 de junio de este año. Ciertamente el estado mental que llevemos a la Asamblea determinará lo que recibamos de ella. Gracias por las numerosas respuestas de los miembros al tema “Nuestro deber para con Dios, nuestra Guía y la humanidad”. Representan su sincera devoción y su compromiso como miembros, y conducen a nuestro movimiento y a la humanidad a un progreso sanador práctico.
Mary Baker Eddy nos brindó su amor y sabiduría al recomendar a los miembros de la iglesia permanecer mentalmente alertas y defenderse a diario de la tendencia mortal a “dejarse inducir a olvido” o “negligencia” respecto al cultivo y el ejercicio de su sentido espiritual (véase Manual de la Iglesia, pág. 42). El estudio diario de la Biblia, combinado con una oración reflexiva, profunda y serena es una herramienta poderosa. Ciertamente sabemos que la iluminación espiritual individual brilla para todos en medio de la aparente obstrucción que presenta el materialismo actual.
Muchos hablan de la gran y continua necesidad de conocer mejor a Dios y servirlo más plenamente. Conocer a Dios es la esencia de nuestra capacidad de amar y nos permite sentir Su presencia y reflejar Su poder de formas tangibles. ¡Qué maravilloso es cumplir con esta obligación!
Nuestro deber para con nuestra Guía se comprende y evidencia visiblemente en nuestra devoción al Cristo, la Verdad, que Dios le reveló a ella, y que ella claramente explica en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. Las generosas palabras de aliento y las advertencias de la Sra. Eddy están siempre con nosotros. Y a medida que vivimos conforme a los principios fundamentales de la Ciencia Cristiana en cada actividad de nuestra vida diaria y aprendemos de su ejemplo —de su desinterés y unidad de propósito— nosotros también nos convertimos en sanadores más eficaces y bendecidos.
Entonces estamos naturalmente listos para cumplir con nuestro deber para con la humanidad, pues nos sentimos espiritualmente despiertos mediante nuestra cultivada y renovada devoción a Dios y a nuestra Guía. Sabemos que el requisito previo para poder ofrecer soluciones espirituales a las necesidades imperativas de nuestros semejantes es reflejar el poder del Cristo, el cual destruye el materialismo y revela que la sustancia del Espíritu es armoniosa y eterna.
En este mismo momento se nos convoca a promover la esperanza de la Ciencia divina para todos. Gracias por su sagrada y devota preparación individual para la Asamblea Anual como miembros de La Iglesia Madre.
Laurie Q. Richardson
Secretaria de La Iglesia Madre
