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Buenas noticias

¿Reescribir mi tesis?

Del número de junio de 2020 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 30 de marzo de 2020 como original para la Web.


Llevaba un año estudiando para obtener el diploma en Administración de Negocios en La Habana, y era hora de entregar la tesis final, un ensayo para el que me había preparado algunos meses. Cuando se lo entregué a mi profesora, me dijo que tenía demasiados errores. Solo quedaba una semana para entregarlo, y me comentó que no había tiempo porque debía rehacerla completamente. Mi tutor me aconsejó que ingresara en otro equipo de estudiantes que ya habían terminado sus tesis, así podría continuar adelante con el grupo y terminar mis otros proyectos, y por lo menos no perdería el año. Toda esta información fue muy desconcertante y triste para mí, porque había puesto todo mi esfuerzo en este estudio, y me parecía muy injusto lo que me estaba pasando.

Cuando llegué a casa, me tranquilicé y comencé a orar a Dios por mi situación. Recordé todo lo que mi mamá, una practicista de la Ciencia Cristiana, me había enseñado acerca de Dios de su estudio de esta Ciencia; por ejemplo, que Dios es la Mente divina y es la fuente de la inteligencia en la que todos podemos confiar. 

De pequeña, asistía a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana en la Iglesia de Cristo, Científico, en Cuba, pero quedaba lejos de nuestra casa, así que la mayor parte del tiempo no podía asistir. Pero en casa estudiaba el libro de texto, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, además de leer las Lecciones Bíblicas de la Ciencia Cristiana, ya que mi mamá y yo recibíamos las Lecciones y otra literatura de esta Ciencia por correo.

Mi mamá me dijo: “No estás sola; Dios está contigo, y eso es suficiente. Él te dará la confianza y la fortaleza que necesitas para rehacer tu tesis”.

Al momento comprendí que Dios me había dado toda la inteligencia necesaria para superar las diferentes situaciones en la vida, porque me creó a Su imagen y semejanza. Comencé a poner mi confianza en Dios, y tuve menos temor.

Al día siguiente, llamé a mi profesora y le pedí que me dejara rehacer mi tesis y entregársela. A pesar de que pensaba que no tendría el tiempo suficiente, decidió darme la oportunidad de intentarlo. Trabajé todas las noches durante una semana, siempre confiando en Dios y sabiendo que mis ideas venían de Él.

Después que terminé y presenté mi tesis al jurado y a toda mi aula, me informaron que mi tesis era la mejor que habían visto en esa escuela, porque era la que más se ajustaba a la situación del país con respecto a los negocios. Por lo tanto, el jurado decidió enviarla a la oficina nacional del historiador, un lugar de mucha importancia en mi país. Mi idea sobre los negocios era muy innovadora. Fue uno de los días más satisfactorios de mi vida.

 Estoy muy agradecida por esta experiencia, y por esta invalorable guía en Ciencia y Salud: “Cuando esperamos pacientemente en Dios y buscamos con rectitud la Verdad, Él endereza nuestra vereda” (pág. 254).

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