Nuestra hija estaba en una de las prácticas de su equipo de escolta de la bandera del bachillerato. El resto de la familia había salido a hacer otra actividad. Pero aquella noche me sentí guiada a quedarme en casa y orar por la iglesia. Aunque esta indicación me pareció algo desconcertante, obedecí.
Mientras oraba, comencé a pensar en el trabajo que debemos hacer como miembros de la iglesia. En un mensaje a la iglesia de Éfeso en el libro del Apocalipsis, Juan amonesta a esta iglesia por haber dejado su “primer amor” (véase Apocalipsis 2:1-7). Su ciudad estaba plagada por la creencia en los llamados poderes de las artes mágicas y su aplicación (véase Mary Baker Eddy, Mensaje a La Iglesia Madre para el año 1900, pág. 12). La iglesia de Éfeso había dejado su primer amor —su confianza en Dios y su lealtad y obediencia a Él, así como su consecuente compromiso de probar su fe mediante la curación— de modo que sus “obras” estaban cimentadas en misterio, en lugar de en una razón bien dirigida. Mary Baker Eddy se refiere a este tipo de razonamiento en su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “La razón, bien dirigida, sirve para corregir los errores del sentido corporal; pero el pecado, la enfermedad y la muerte parecerán reales (así como las experiencias del sueño mientras dormimos parecen reales) hasta que la Ciencia de la armonía eterna del hombre quebrante esas ilusiones con la inquebrantable realidad del ser científico” (pág. 494).
Al pensar en el trabajo que estaba haciendo como individuo, madre y esposa, y como miembro de una iglesia, consideré el ejemplo de Jesús, que la curación siempre había sido parte esencial de sus actividades. Me di cuenta de que tenía la oportunidad de mejorar mi trabajo, de mantener mi primer amor, Dios, a la vanguardia de mi pensamiento, y de demostrar mi amor a través de mi trabajo de curación por medio de la oración basada en la comprensión espiritual.
Luego busqué la definición de Iglesia en Ciencia y Salud, la cual dice: “La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa sobre el Principio divino y procede de él.
“La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza, despertando el entendimiento dormido de las creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales y la demostración de la Ciencia divina, así echando fuera los demonios, o el error, y sanando a los enfermos” (pág. 583).
Cristo Jesús, así como Mary Baker Eddy, mantuvieron su compromiso con Dios y la curación cristiana, para que nosotros pudiéramos aprender a hacer lo mismo.
Reflexioné sobre la frase “da prueba de su utilidad”. Comprendí que Dios es Todo, que la Vida, la Verdad y el Amor constituyen Su ser, y que, en realidad, yo Lo reflejo en todo el trabajo que hago. Pude ver claramente que mi función en la Iglesia es ser una sanadora, desempeñar un papel al probar la utilidad de la Iglesia. Después de todo, el verdadero trabajo de la Iglesia es demostrar nuestra comprensión de Dios, y del hombre a Su imagen.
Cuando nuestra hija regresó a casa después de la práctica esa tarde, me dijo que le costaba caminar. Sentía que había algo fuera de lugar en su cadera, pero no podía entender qué podría haberlo causado. Compartimos algunas verdades espirituales, y supo que yo estaría orando por ella. Mientras se bañaba después de la práctica, me volví a Dios. Sentí que se me estaba dando la oportunidad de probar que la Iglesia da prueba de su utilidad. De inmediato me vino este versículo de la Biblia a la mente: “En Él vivimos, y nos movemos, y tenemos nuestro ser’” (Hechos 17:28, KJV). Sentí que mi pensamiento se tranquilizaba, y reconocí que todas las acciones de nuestra hija, antes, durante y después de la práctica solo podían haber estado guiadas y dirigidas por el Amor divino.
Entonces busqué dónde la Sra. Eddy había citado este versículo de Hechos en sus escritos. Su primera referencia al mismo está en Ciencia y Salud y viene al final del siguiente pasaje: “El hecho espiritual, repetido en la acción del hombre y de todo el universo, es armonioso y es el ideal de la Verdad. Los hechos espirituales no están invertidos; la discordia opuesta, que no tiene ninguna semejanza con la espiritualidad, no es real. La única evidencia de esta inversión es obtenida del error supuesto, el cual no ofrece ninguna prueba de Dios, el Espíritu, o de la creación espiritual.…
“Las Escrituras dicen: ‘En Él vivimos, y nos movemos, y tenemos nuestro ser’” (págs. 207-208).
Pensé que eI “error supuesto … no ofrece ninguna prueba de Dios”. Esta era la conexión con el trabajo que había estado haciendo respecto a la Iglesia. Aunque el error, el opuesto de la Verdad “no ofrece ninguna prueba de Dios”, la Iglesia, “La estructura de la Verdad y el Amor”, sí ofrece prueba de Dios, por medio de la curación. Entonces comprendí porqué me había tenido que quedar en casa: para ver a la Iglesia en acción. Continué orando por nuestra hija, afirmando la verdad de la naturaleza espiritual que Dios le había dado, y reconociendo que ella habita solo en la Verdad y el Amor. A la mañana siguiente me dijo que solo quedaba una ligera sensación del problema de la noche anterior, y para el mediodía ya estaba completamente libre.
Cristo Jesús, así como Mary Baker Eddy, mantuvieron abnegadamente su primer amor, su compromiso con Dios y la curación cristiana, para que nosotros pudiéramos aprender a hacer lo mismo. Cada uno de ellos estableció y transmitió una misión de curación, lo que dio como resultado una Iglesia que da prueba de su utilidad. Hoy se nos da la bendita oportunidad de ser parte de esta Iglesia y de honrar a Dios como nuestro primer amor, probando nuestra fe mediante la curación.
    