“La oración que reforma al pecador y sana al enfermo es una fe absoluta en que todas las cosas son posibles para Dios, una comprensión espiritual de Él, un amor abnegado. A pesar de lo que otros puedan decir o pensar sobre este tema, hablo por experiencia”.
Esta es la primera frase del primer capítulo de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras (pág. 1). Cada vez que leo las palabras “hablo por experiencia”, siento como si la autora, Mary Baker Eddy, hubiera puesto su brazo alrededor de mis hombros y me estuviera diciendo que ella ha estado donde yo me encuentro en este momento. Sus palabras me aseguran que mis oraciones, si están basadas en el Principio divino y las reglas que explica Ciencia y Salud, me llevarán a alcanzar una comprensión más espiritual de Dios y Su idea, el hombre (es decir, todos nosotros), lo cual tendrá como resultado la curación.
La primera mitad de la vida de la Sra. Eddy estuvo cargada de dificultades. Sin embargo, los desafíos que ella enfrentó —enfermedad crónica, viudez cuando tenía poco más de veinte años, separación de su único hijo y un segundo matrimonio difícil que terminó en divorcio— hicieron que se volviera a Dios con mayor insistencia. Y al apoyarse cada vez más en Él e investigar la Biblia en busca de respuestas, ella estuvo preparada para un suceso glorioso.
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