Un miércoles por la mañana, de pronto me di cuenta de que mi juguete favorito —Ariel, de la película La sirenita— no estaba por ningún lado.
Mis padres me habían enseñado que siempre puedo orar a Dios cuando tengo un problema. Así que cerré los ojos y hablé con Dios. Le dije: “Por favor, dame algunas flechas que me indiquen por dónde debo ir para encontrar a Ariel”. Cuando pienso en Dios, pienso en el Amor, y el Amor me ama dándome lo que necesito, así que yo sabía que Dios me daría ideas para ayudarme.
A veces, cuando necesito ayuda, también pienso en el Padre Nuestro y su interpretación espiritual por Mary Baker Eddy (véase Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, págs. 16–17). Una cosa que me gusta del Padre Nuestro es que me enseña que Dios es mi Padre-Madre, que siempre está cuidando de mí. Cuando pensé en Dios como Padre-Madre, supe que encontraría mi juguete.
¡Entonces Dios me mostró el camino hacia donde estaba Ariel! Escuché atentamente las buenas ideas de Dios, y encontré mi juguete en el cuarto de huéspedes.
Sé que Dios siempre me ayudará cuando necesite ayuda.
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