Los padres de Aidan le habían enseñado que podía orar a Dios cuando tenía un problema. Eso fue lo que hizo cuando su juguete favorito se perdió. Él siguió las buenas ideas de Dios para encontrarlo y aprendió que Dios siempre lo ayudará cuando necesite ayuda.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!