“¿Qué te ha ayudado a ser una sanadora más exitosa?” Esta era una pregunta apremiante para mí, cuando estaba considerando entrar en la práctica sanadora de la Ciencia Cristiana. Así que le pregunté a una practicista experimentada de esta Ciencia. Me dijo que había una declaración de Mary Baker Eddy que le había resultado particularmente útil para su práctica: “El Principio y su idea es uno, y este uno es Dios, el Ser omnipotente, omnisciente y omnipresente, y Su reflejo es el hombre y el universo” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, págs. 465–466).
Desde esa conversación, me he sentido maravillada tanto de la profundidad como de la exigencia de este concepto de unidad, ya que se aplica a la curación. Ha sido uno de los conceptos fundamentales de mi práctica, uno que pone toda mi oración sobre la base correcta.
Cuando pensamos en la curación, es tentador creer que hay un problema físico y que la aplicación de verdades espirituales de alguna manera lo resolverá. Exteriormente, parece que esto es lo que sucede. Sentimos dolor, entonces oramos y el dolor desaparece.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!