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Original Web

La iglesia nos lleva adelante

Del número de junio de 2021 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 18 de marzo de 2021 como original para la Web.


Cuando le ofrecieron a mi esposo un trabajo en otra ciudad, pude ver las claras ventajas para toda nuestra familia, pero me sentía reacia a dejar la iglesia de la que había sido miembro durante casi 15 años, y donde me sentía útil y necesaria. Ir a una nueva ciudad y a una nueva iglesia en cierta manera parecía como tener que volver a empezar.

Oré al respecto, apoyando cuán correcto era mudarnos y estudiando referencias de la Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy para obtener un mayor sentido de paz sobre la decisión. Entonces llegó la dulce respuesta: “Llevarás tu concepto de Iglesia contigo”. Cuanto más pensaba en esto, más valioso y reconfortante se volvía.

Sabía que la Iglesia era ante todo una idea divina, por lo que no podía perder ningún bien al seguir adelante. Lo que había aprendido y demostrado acerca de la Iglesia durante esos años me acompañaría dondequiera que fuera y a cualquier filial a la que me uniera. Y eso fue exactamente lo que pasó. En lugar de empezar de nuevo, encontré que la alegría del Amor divino, la inspiración espiritual y un sentido aun mayor de satisfacción estaban esperándome. 

Este mensaje señala cuán vital es nuestro concepto de Iglesia. ¿Qué pensamientos llevamos con nosotros acerca de la Iglesia, a la iglesia, a medida que la misma avanza hoy? Por ejemplo, ¿es nuestro concepto de Iglesia espiritual, o la consideramos simplemente como una estructura física donde se desarrolla una actividad humana? ¿Vemos infinitas posibilidades o limitaciones? 

La Iglesia es un concepto espiritual, una idea divina. Mary Baker Eddy, la Fundadora de nuestra Iglesia, identifica este concepto espiritual en el Glosario de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras como “la estructura de la Verdad y el Amor” (pág. 583). Una idea divina nunca está estática, sino que es siempre vibrante y activa, cumpliendo el propósito para el cual el Amor la creó. Este concepto divino está siempre con nosotros, es parte de lo que somos como el hijo de Dios, el Amor.

Para la Sra. Eddy la Iglesia fue tanto una revelación como lo fue la Ciencia Cristiana. Su descubrimiento es la esencia misma de su Iglesia, nuestra Iglesia; tanto la idea como la expresión humana de la misma. Fue el resultado de su oración abnegada y de lo que el Espíritu le estaba revelando. 

“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1 Corintios 2:9, 10).

Sólo cuando reconocemos que la Iglesia es una idea divina es cuando la institución humana comienza a expresar el pleno propósito y poder del Espíritu. La Sra. Eddy, al definir aún más la importancia de la Iglesia para la experiencia humana, explica que es “aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza, despertando el entendimiento dormido de las creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales y la demostración de la Ciencia divina, así echando fuera los demonios, o el error, y sanando a los enfermos” (Ciencia y Salud, pág. 583).

Al asistir a un servicio religioso de la Ciencia Cristiana, algunos quizás digan que es muy básico. Tal vez no escuchen ninguna predicación personal ni observen ceremonias o símbolos. El enfoque de cada servicio está en Dios, el Espíritu, Su creación espiritual y la verdad de la existencia divina. Pero debido a esta misma sencillez, a esta estructura de la Verdad y el Amor, es que hay un espíritu de paz que abre el camino para la curación, una puerta abierta a la Verdad. “Nuestra oración en piedra” (Escritos Misceláneos 1883–1896, pág. 320) es una de las maneras en que nuestra Guía se ha referido al Edificio Original de La Iglesia Madre. Las únicas distracciones son aquellas que es posible que traigamos con nosotros sin darnos cuenta. 

Jesús dijo a sus seguidores: “Cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:6).

Al hablar del aposento como “el santuario del Espíritu”, la Sra. Eddy escribe que su puerta “se cierra al sentido pecaminoso mas deja entrar la Verdad, la Vida y el Amor. Cerrada para el error, está abierta para la Verdad, y viceversa. … Para entrar en el corazón de la oración, la puerta de los sentidos que yerran tiene que estar cerrada. Los labios deben estar mudos y el materialismo silencioso, para que el hombre pueda tener audiencia con el Espíritu, el Principio divino, el Amor, que destruye todo error” (Ciencia y Salud, pág. 15).

Durante el año pasado, cuando había más servicios en línea o combinados que reuniones en persona, hubo momentos en que tal vez hayamos sentido que estábamos verdaderamente en ese santuario del Espíritu y volviendo a aprender el valor de lo que sabemos que es fundamental para la Iglesia: el elemento espiritual. Como tantos de nosotros, es posible que hayas visto nuevamente cuán sanador es realmente esto.

El tema de la Asamblea Anual de este año, “Tu gracia me lleva adelante”, nos seguirá recordando que no vamos a volver a la Iglesia, sino a avanzar en ella; y no podemos perder nada bueno al ir adelante. Con la gracia para seguir avanzando ganamos más del Espíritu que sana, y dejamos atrás las distracciones innecesarias. El mismo Espíritu que reveló la Iglesia a su Fundadora inspira, fortalece y renueva continuamente nuestro concepto y experiencia de Iglesia hoy en día.

La Iglesia, ¡qué obsequio tan precioso! 

Barbara Fife
Miembro de la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana

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