Una de las últimas instrucciones que dio Jesús a uno de sus seguidores fue: “Apacienta mis ovejas” (Juan 21:17). Le estaba pidiendo que continuara su obra de curación para mostrar a los demás el gran amor de Dios por ellos.
Y eso es lo que hicieron sus discípulos. Un ejemplo de que los seguidores de Jesús alimentaron las ovejas es cuando varios estudiantes de Pablo oraron por él después de que fue apedreado y dejado por muerto (véase Hechos 14:19, 20). La Biblia cuenta que cuando estos primeros cristianos lo rodearon, él se levantó. No sabemos, por supuesto, qué estaban pensando esos estudiantes, pero deben de haber amado a Pablo y sabido algo del hecho espiritual de que la Vida es eterna.
De eso se trata apacentar las ovejas: amar a los demás lo suficiente como para compartir lo que es verdad acerca de Dios y Su presencia amorosa en su vida diaria.
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