Una de las últimas instrucciones que dio Jesús a uno de sus seguidores fue: “Apacienta mis ovejas” (Juan 21:17). Le estaba pidiendo que continuara su obra de curación para mostrar a los demás el gran amor de Dios por ellos.
Y eso es lo que hicieron sus discípulos. Un ejemplo de que los seguidores de Jesús alimentaron las ovejas es cuando varios estudiantes de Pablo oraron por él después de que fue apedreado y dejado por muerto (véase Hechos 14:19, 20). La Biblia cuenta que cuando estos primeros cristianos lo rodearon, él se levantó. No sabemos, por supuesto, qué estaban pensando esos estudiantes, pero deben de haber amado a Pablo y sabido algo del hecho espiritual de que la Vida es eterna.
De eso se trata apacentar las ovejas: amar a los demás lo suficiente como para compartir lo que es verdad acerca de Dios y Su presencia amorosa en su vida diaria.
Apacentar ovejas es realmente la iglesia en acción. En el Nuevo Testamento, cuando se refiere a una “iglesia”, habla de aquellos seguidores de Jesús que continuaban enseñando y sanando a los demás. Tal vez iglesia, entonces, pueda ser un verbo usado para la actividad cristiana. La acción de tener una iglesia implicaría elevar la raza, elevar el pensamiento para comprender las ideas espirituales y demostrar la Ciencia divina al sanar a los enfermos (véase la definición de Iglesia en Ciencia y Salud con La Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy en la página 583).
Nuestra filial de la Iglesia de Cristo, Científico, se ha comprometido con esta actividad de iglesia y ora para consolar a los demás “por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:4). En conjunto, hemos confiado en Dios para que nos guíe hacia las ovejas que necesitan ser apacentadas y nos muestre cómo hacerlo.
Dos cosas fueron útiles para superar cualquier renuencia a compartir: Realmente no queríamos perder la oportunidad de ayudar a otros a liberarse del temor y el sufrimiento. Y sabíamos que podíamos confiar a Dios los próximos pasos que esas personas debían dar.
Un miembro de la iglesia, Zina Bauman, comentó que mientras estaba en la fila para abordar un vuelo, una joven junto a ella dijo que temía por su futuro. “Mi corazón anhela consolar a los demás”, dijo Zina, así que “le aseguré que Dios tenía un plan para ella y que sería para bien. Ella podía esperar ser bendecida; podía esperar que Dios respondiera a sus necesidades”. La joven se tranquilizó y dijo que estaba muy agradecida por el consuelo que había recibido.
Al conducir por la calle, caminar por la tienda de comestibles, charlar con los vecinos y escuchar las noticias, hay constantes pedidos de ayuda, algunos son manifiestos, pero muchos no. No es de extrañar que nuestros miembros de la iglesia realmente no tuvieran que salir a buscar ovejas para apacentar; están por todas partes.
A pesar de que Mike Distel, miembro de la iglesia, vive en un área apartada donde los visitantes son raros, él estaba orando específicamente sobre cómo compartir la Ciencia Cristiana. Poco después de orar, dos mujeres que representaban a una organización religiosa golpearon la puerta. Ellas le preguntaron si aceptaba Génesis 1, y se dio cuenta de que era una perfecta oportunidad para compartir el concepto espiritual del hombre a imagen y semejanza de Dios, Su hijo perfecto. Y Mike compartió cómo la comprensión de nuestra identidad espiritual sana. Incluso después de hablar sobre la relación del hombre con Dios y la definición de Dios en Ciencia y Salud, en la página 587, ellas manifestaron continuamente su acuerdo. Mike dijo que también les informó del sitio web christianscience.com. Él comentó: “Más tarde, me di cuenta de que sólo hablamos sobre la Ciencia Cristiana debido a su deseo de saber más”.
Creo que es significativo que los miembros de nuestra iglesia jamás hayan sido rechazados. Para mí, esto fue la validación de lo que la Sra. Eddy escribió: “Cuando habla el corazón, por sencillas que sean las palabras, su lenguaje es siempre aceptable para quienes tienen corazón” (Escritos Misceláneos 1883–1896, pág. 262).
“Donde vivo”, dice Linda Distel, miembro de la iglesia, “la gente suele decir: ‘Que Dios te bendiga’ y ‘Que tengas un bendecido día’”. Una mujer en un supermercado le agradeció a Linda por ayudarla a alcanzar un artículo en un estante diciendo: “Dios te bendiga”, y Linda se sintió conmovida y dijo que recientemente había estado preguntándole a Dios acerca de Sus bendiciones. La mujer respondió rápido y dijo que seguramente quería decir que algo bueno estaba a punto de pasar. Linda respondió: “Creo que Dios Mismo es el bien —del todo bueno y amoroso— y como somos Sus hijos, todo esto es nuestro. Dios nos sana y nos protege”. La mujer dijo que realmente necesitaba oír eso, y se abrazaron antes de despedirse.
Aunque estas experiencias de apacentar las ovejas ocurrieron antes de la pandemia, ni siquiera el cambio en las circunstancias ha detenido nuestra actividad de iglesia.
Para Michelle Buck, miembro de la iglesia, las sinceras ofrendas de amor han guiado sus oraciones, y cuenta que, como Jesús, ella quiere estar llena de amor por Dios y por el hombre. Dice: “Ahora estoy orando en silencio en mi casa para saber que todos los hijos de Dios están llenos de Su amor y poder sanador. Oro por los niños desaparecidos, por la falta de armonía en las familias, las injusticias y, lo más importante, por la paz”.
Mike Distel dice: “He estado afirmando que cada persona que conozco personalmente, en línea o de las que me entero en las noticias, no es el resultado de un mundo limitado, injusto y destructivo, sino que Dios la ha colocado en el reino de los cielos”.
Tender la mano a los vecinos y a aquellos que están en las redes sociales ha brindado amplias oportunidades para arrojar luz espiritual sobre aquellos que luchan con la soledad, la enfermedad o la pérdida. También abundan las oportunidades de apacentar ovejas para aquellos que ocupan puestos de trabajo esenciales: “Cada mañana, uno de mis trabajos es ayudar a nuestros estudiantes de primaria a revisar sus máscaras cuando entran en la cafetería, y luego comprobar que estén distanciándose socialmente mientras recogen sus desayunos”, escribe Tiffany Wilson-Mobley. Al principio, me sentía desconectada y no podía guiarlos como lo haría normalmente porque no se me permite tomarlos suavemente de la mano y dirigirlos”. También se sintió “como una maestra robot aterradora y fría” al tener que hablar en voz alta a través de una máscara y un protector facial mientras les decía a los estudiantes que se separaran seis pies.
“Últimamente”, dijo, “He estado pensando en lo que significa apacentar a las ovejas de Dios”. Considerar esto trajo la idea de que los niños en la escuela —y todos los hijos de Dios— están recibiendo todo lo que necesitan del único Pastor, Dios, el Amor divino. Tiffany continúa: “Este recordatorio, esta voz del Amor, me hizo sentir más como la maestra que sé que soy —solidaria, amorosa, cariñosa— no fría y robótica”.
Fue esta inspiración la que la hizo tomar conciencia de la alegre música que venía del altavoz de la cafetería en ese momento. “Empecé a bailar. Entonces, me di cuenta de que no era la única. ¡Varios niños y nuestras fabulosas damas de la cafetería estaban bailando también! Ya no sentía que estábamos encerrados en un ambiente antinatural de máscaras, distancias y comunicaciones erróneas. En cambio, nos estábamos divirtiendo, preparándonos y alimentándonos para tener un gran día en la escuela”. Los días que siguieron han continuado estando llenos de alegría para los estudiantes y los trabajadores.
Sabemos que esta actividad de compartir lo que es verdadero acerca del amor de Dios, y la practicidad de ese amor, es apacentar las ovejas. ¡Nos encanta vivir la iglesia!
