Era la semana después de Halloween. Todavía no se había anunciado el ganador de las elecciones presidenciales estadounidenses. Se avecinaban nuevas restricciones debido al aumento de los casos de COVID-19. El mundo parecía envuelto en un estado de limbo solemne.
Mientras conducía en mi vecindario, sintiendo el peso de ese clima mental, vi algo que me hizo reír por un momento y decir: “¡Eso sí que expresa perfectamente el estado de ánimo!”. Era un enorme muñeco de nieve. “Todos queremos saltarnos esta incertidumbre y todos los disgustos, y que ya llegue la Navidad”, pensé.
Una tradición popular durante la época de Advenimiento entre el día de Acción de Gracias y la Navidad es encender velas que simbolizan la presencia de la alegría y la paz que conducen a la celebración del nacimiento de Jesús. La Ciencia Cristiana me ha ayudado a ver que la alegría y la paz del Cristo siempre están presentes. No importa lo que estemos esperando —mejor salud, más armonía, una felicidad más plena— el mensaje del Cristo acerca del amor de Dios por todos siempre está aquí para fortalecernos y ayudarnos a liberarnos, ahora mismo. No hay ninguna situación fuera del control de Dios.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!