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Original Web

Desaparece el dolor intenso

Del número de julio de 2021 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 29 de marzo de 2021 como original para la Web.


Una noche, al subirme a la cama, sentí un dolor fuerte en el muslo. Mientras trataba de dormir, el dolor se convirtió en un latido constante de creciente intensidad. Como no podía dormir, bajé a la sala a orar y traté de dormir en el sofá, pero debido al dolor me resultaba muy difícil acostarme o sentarme.  

Empecé a caminar, orar y cantar himnos en mi cabeza. Como el dolor continuaba, comencé a orar y cantar himnos en voz alta. Me basé en las instrucciones que se encuentran en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, para “negar el pecado y declarar la totalidad de Dios” (pág. 15). Negué la posibilidad de que hubiera poder, causa o efecto en la materia, sabiendo que Dios, el Amor, es el único poder, la única causa y armonía, el único efecto. 

Días antes había pensado mucho en un artículo publicado originalmente en la edición de abril de 2019 del Journal, y después en el sitio web de El Heraldo de la Ciencia Cristiana (elheraldocc.com), titulado “La Pascua y lo más grandioso detrás de la curación en la Ciencia Cristiana” por Susan Booth Mack Snipes. El artículo explica que María Magdalena fue a la tumba en busca del Cristo. Al ver al Jesús resucitado, ella estaba muy contenta y consideraba que su resurrección era lo “más grandioso” (y lo era). No obstante, según comprendí, lo realmente importante fue el pensamiento ascendente —la creciente comprensión de la Vida eterna— que causó esta resurrección y más tarde la demostración final de Jesús, su ascensión por encima de la materialidad. Pensé en cuán fácil es quedarse atascado en la idea de resucitar o sanar el cuerpo, y desear eso por encima de todo; sin embargo, lo que realmente se necesita es el pensamiento ascendente. A medida que el pensamiento vislumbra la realidad espiritual de la Vida eterna, el efecto natural es la resurrección o la curación.

Aquella noche, mientras luchaba, pensé en llamar a una practicista de la Ciencia Cristiana para pedirle ayuda, pero para entonces eran como las 3 de la madrugada y no quería molestar a nadie. Incluso consideré llamar a un practicista de Europa, donde sería una hora más razonable para hablar con alguien, pero no tenía los medios para aplicar los códigos de país necesarios y hacer la llamada telefónica. A pesar de que el dolor era intenso, afirmaba que mis oraciones eran eficaces, y caminé y oré continuamente durante toda la noche. 

Finalmente, a las 7 de la mañana, llamé a una practicista local. Sus palabras fueron útiles, pero aún más útil fue el mensaje angelical que me vino mientras ella hablaba. El mismo decía: “Él ha resucitado. Las oraciones que he estado afirmando son eficaces para elevar mi pensamiento a la comprensión espiritual. El Cristo ha resucitado, ahora mismo, en mi pensamiento. Este pensamiento ascendente es la curación”. El dolor cesó de inmediato. Me acosté y dormí un par de horas y llamé a la practicista para agradecerle su ayuda. El dolor no ha regresado en el año transcurrido desde esta curación.

Estoy muy agradecida por esta lección acerca de la ascensión espiritual del pensamiento y su efecto sanador.

Susan Boyd
Woodbury, Minnesota, EE.UU.

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