Una mañana de verano, cuando era un joven estudiante, estaba jugando al golf con tres jugadores que se habían jubilado hacía unos años. Estaban muy contentos de incluirme, y desde el principio nos divertíamos juntos. Después que un jugador golpeó su tiro de salida, señalé a dónde había ido, y con un toque de nostalgia en su voz, comentó con admiración sobre mis “ojos jóvenes”.
Fue la primera vez que realmente me di cuenta de lo arraigado que está el concepto de que el dolor, la restricción, la erosión de las habilidades, etc., son inevitables a medida que pasa el tiempo. La creencia de que estamos destinados a vivir una vida que en última instancia va cuesta abajo está muy extendida: ¿tenemos la oportunidad de superar las limitaciones basadas en la edad?
He llegado a descubrir que, sí, ciertamente la tenemos. Tal vez hayas escuchado el dicho: “Uno con Dios es mayoría”. Eso sin duda es alentador. Insinúa que Dios nos gobierna y defiende con eficacia. La Ciencia Cristiana enseña que Dios no tiene adversario. Él es el único poder, autoridad, creador legítimo.
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