Expresar gratitud es una práctica profundamente nutritiva que trae consigo un poder indescriptible. En Estados Unidos, mi país, el Día de Acción de Gracias se celebra cada noviembre expresando gratitud. Ya sea reuniéndose con la familia o tú solo, o incluso si nos encontramos en una parte del mundo sin este día festivo, podemos beneficiarnos de pensar más detenidamente en la verdadera naturaleza de la gratitud.
La gratitud promueve una sensación de bienestar y nos ayuda a estar más conscientes del bien. De hecho, es una especie de oración que mantiene nuestra conversación con Dios, el bien.
“Las quejas son pobreza, riqueza es gratitud”. Estas palabras de un himno (Vivian Burnett, Himnario de la Ciencia Cristiana, N° 249, CSBD) pueden provocar una pregunta fundamental que invita a la reflexión: ¿Decido servir al dios de la limitación o reconozco, en cambio, la verdad absoluta de la abundancia de Dios, el bien?
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