Conocí la Ciencia Cristiana en 2002 a través de un practicista de la Ciencia Cristiana que desde entonces me ha ayudado a superar muchos desafíos mediante la oración. Estoy convencida de que conocer la verdad acerca de nuestra relación con Dios nos libera de todo tipo de problemas.
Me gustaría compartir un ejemplo reciente.
Una tarde, mis colegas y yo tuvimos una reunión con el director del instituto donde he estado sirviendo veinte años. Durante la reunión, algunos de los profesores comenzaron a hablar de enfermedades, accidentes e incluso la muerte. Oré en silencio, comprendiendo que puesto que Dios es el bien infinito, las cosas que no son buenas no tienen autoridad ni realidad. Dios no conoce las enfermedades, los accidentes ni la muerte. También oré para que estas angustiantes conversaciones no me pudieran influir a mí ni a nadie.
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