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Original Web

Descubramos nuestra auténtica individualidad

Del número de mayo de 2023 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 9 de febrero de 2023 como original para la Web.


“Sé tú mismo” es una frase que actualmente se aplica a menudo en los negocios, la psicología, las redes sociales y otras áreas. Sugiere que los individuos han desarrollado una fachada, desemejante a su individualidad natural. Del mismo modo, Shakespeare escribió: “Sé fiel a ti mismo”. Y continúa: “Y como la noche al día, no podrás ser falso con nadie”. 

¿Cómo podemos encontrar esta verdadera individualidad? ¿Cuál es nuestra auténtica individualidad? Un diccionario define auténtico de la siguiente manera: “Tener un original o autoridad genuina, en oposición a lo que es falso, ficticio o falsificado” (Noah Webster, American Dictionary of the English Language, 1828).

La Ciencia Cristiana explica, además: “El yo genuino del hombre es reconocible sólo en lo que es bueno y verdadero. El hombre no es creado por sí mismo ni creado por los mortales. Dios creó al hombre” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 294). Cada uno de nosotros expresa su individualidad auténtica cuando refleja el original genuino —la fuente divina buena y verdadera de todos nosotros, Dios— y rechaza la visión opuesta o falsa.

Por ser la imagen y semejanza de Dios descrita en Génesis 1:26, el hombre (la identidad espiritual de cada uno de nosotros) es espiritual porque Dios es Espíritu. Dios es el Principio del hombre; por lo tanto, en realidad, el hombre es puro y perfecto como reflejo de Dios. Para que cada uno de nosotros exprese a Dios con precisión, el creador de todo, el Amor divino, necesita ser conocido y comprendido. Como dice en el libro de Job: “Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien” (22:21). Para estar de acuerdo con el Amor divino, debemos estar atentos a que nuestro pensamiento y acciones estén en marcada consonancia con la Palabra de Dios; de este modo, expresamos nuestra verdadera naturaleza. Cristo Jesús, citando el Antiguo Testamento, declaró que “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios” (Lucas 4:4).

Profundizar mi comprensión de la Biblia a la luz de Ciencia y Salud dio un significado y claridad más importantes a mi estudio diario, al igual que la lectura de la Lección Bíblica semanal del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana.

He descubierto que la manera de conocer verdaderamente a Dios y Su Palabra es estudiar y escudriñar las Escrituras y las obras de la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, y encontrar la Verdad viviente, a través de la oración sincera. Vivir la Verdad. En términos prácticos, la Palabra de Dios inspira el propósito, motivo y acción de nuestra vida, trayendo la comprensión de que existimos para vivir y acatar la Palabra. Nuestro propósito es expresar a Dios y Sus atributos en todo lo que decimos y hacemos. 

Cuando estaba por ingresar a la universidad, mi hermana me preguntó: “¿Te has cuestionado alguna vez por qué estás aquí en esta tierra?”. La pregunta me cambió la vida. Había estado viviendo la vida superficialmente con poco o ningún objetivo; no tenía idea de mi verdadera naturaleza y propósito. Quedó claro que si no aprendía cuál era mi propósito y qué gobernaba mi vida, seguiría cualquier cosa que afirmara gobernarme. 

Comencé a ver que la Biblia es una guía actual y práctica para la vida diaria. Proporciona ejemplos del amor y la dirección de Dios para Sus hijos. Cada lección bíblica ofrece una lección de vida. Por ejemplo, la intrepidez de Daniel en el foso de los leones y su absoluta confianza en la protección de Dios nos dan un ejemplo de que podemos confiar en Dios. Y estudiar la capacidad de escuchar, así como la obediente naturaleza de Noé, nos muestra que debemos prestar atención a la guía de Dios y seguir las precisas instrucciones que recibimos. Estos son solo dos ejemplos que ilustran la naturaleza omnipresente, proveedora y cariñosa de nuestro Padre-Madre Dios.

Cristo Jesús declaró: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21). Sus instrucciones de seguir sus mandamientos ilustran una regla y una promesa. La regla es conocer, guardar, vivir sus mandamientos y amarlo. La promesa es poder discernir el amor y la presencia del Padre y experimentarlos.

Explorar y esforzarnos por comprender las Escrituras nos prepara para recibir todo lo que la Ciencia divina, el Consolador, tiene para ofrecer. Ciencia y Salud está profundamente arraigado en la Biblia. Profundizar mi comprensión de la Biblia a la luz de Ciencia y Salud dio un significado y claridad más importantes a mi estudio diario, así como la lectura de la Lección Bíblica semanal del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. 

Entonces, ¿cómo fue que todo este estudio me dio una idea más clara de mi propósito? Nos conocemos a nosotros mismos cuando conocemos a Dios, a quien reflejamos, y seguimos los mandamientos de Cristo, la guía de Dios, la Verdad. Como escribe la Sra. Eddy: “Sed honrados, sed fieles para con vosotros mismos y fieles para con los demás; entonces seréis fuertes en Dios, el bien eterno” (Rudimentos de la Ciencia Divina, pág. 8). 

Una forma de conocernos mejor a nosotros mismos es comparar los significados de dos términos explicados en el Glosario de Ciencia y Salud, el cual da la interpretación metafísica de los términos bíblicos: Adán (págs. 579-580) y hombre (pág. 591). 

El significado de Adán (como se mencionó por primera vez en Génesis 2) proporciona una descripción detallada de todo lo que es lo opuesto al hombre verdadero, nuestra verdadera identidad. Vale la pena estudiar esta definición en Ciencia y Salud para discernir y estar alerta a la falsa percepción del hombre. Notarás que las formas de la palabra opuesto o sus sinónimos se usan al menos diez veces en esta definición. Descubrir nuestro verdadero carácter requiere eliminar —es decir, ver la irrealidad de— cualquier cosa semejante a Adán en nuestro pensamiento y ver más claramente al hombre de la creación de Dios. 

La definición metafísica de hombre en el Glosario es sencilla: “La compuesta idea del Espíritu infinito; la imagen y semejanza espirituales de Dios; la representación plena de la Mente”. Nuestra identidad natural es espiritual y perfecta, y expresa la Verdad y el Amor de maneras gloriosas e individuales. Para vivir la definición de hombre, decimos “no” al concepto erróneo, el llamado hombre Adán, y “sí” al hombre a imagen y semejanza de Dios.

A medida que nos llegan los pensamientos a lo largo del día, debemos considerarlos para discernir su origen. Las ideas espirituales, los mensajes angelicales de Dios, son siempre puros y perfectos. Nos guían hacia la bondad y nos llenan de amor, paz, honestidad, sabiduría, salud y santidad. Los pensamientos llenos de duda, limitación, miedo, frustración, ira, pecado, enfermedad o muerte son siempre creencias falsas. 

Podemos tomar los pensamientos que nos vienen y considerarlos como si fueran pesas en una serie de balanzas. Cuanto más familiarizados estemos con las cualidades que vienen de Dios, más fácilmente podremos identificar lo que no es de Dios, lo que es como Adán. Cuando abandonamos, eliminamos o dejamos que el Amor divino deseche cualquier pensamiento desemejante a Dios, basado en la materia, la balanza de nuestro pensamiento se inclina hacia el lado del sentido espiritual. Esto nos permite experimentar un cambio en el pensamiento y comprender mejor nuestra identidad espiritual innata, y expresar la naturaleza genuina y espiritual de Dios, y la nuestra. A medida que esto sucede, nuestra auténtica individualidad verdadera, que Dios nos dio, brilla cada vez más y se manifiesta en nuestras acciones, palabras, logros y curación.  

La pregunta y el consejo de mi hermana hace tantos años inspiraron una vida dedicada al estudio y la práctica de la Ciencia Cristiana. Encontré una comprensión genuina de mí misma, una paz interior y un propósito espiritual en la vida.

Las palabras del poeta Henry Wadsworth Longfellow hacen eco de nuestros esfuerzos inspirados cuando descubrimos que hallamos nuestra individualidad auténtica cuando seguimos la voluntad de Dios:

Trabajemos, pues, por una quietud interior;
una quietud interior y una curación interior;
ese silencio perfecto donde los labios y el corazón
quietos están, y ya no albergamos
nuestros propios pensamientos imperfectos
y vanas opiniones,
sino que sólo Dios habla en nosotros,
y nosotros con sencillez de corazón
esperamos conocer Su voluntad,
y en el silencio de nuestro espíritu,
¡poder hacer Su voluntad, y solo eso!
(The New-England Tragedies, p. 21)

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