En primer lugar, quiero dar gracias por las reuniones semanales de testimonios en línea de los miércoles de La Iglesia Madre, donde se comparten lecturas inspiradoras de la Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy; así como hermosos himnos y elocuentes testimonios de curación de todo el mundo.
También me gustaría expresar mi gratitud por un encuentro que tuve cuando quise tomar un metro a Frankfurt desde Hanau en Alemania, donde vivo. Faltaban 15 minutos para la hora de salida, y caminaba tan rápido como podía, cuando comenzó a dolerme la pierna. Así que oré, sabiendo que el tiempo no es parte de mi día; es un concepto limitado de lo que realmente es. Como aprendí de mi estudio de la Ciencia Cristiana, Dios es lo que me gobierna a mí y mis actividades. Además, debido a que Dios es Amor y no hay dolor en el Amor, yo no podía sufrir. En mi oración, agradecí a Dios por las bendiciones, la protección y el cuidado amoroso que ya había recibido ese día, y Le dije que Lo amo. Seguí orando de esta manera hasta que llegué a la estación del metro.
Para mi sorpresa, el vagón del metro que planeaba tomar aún no se había ido. La duración del viaje me dio tiempo para escuchar la Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana de esa semana. Tenía dos declaraciones de Ciencia y Salud que eran justo lo que yo necesitaba: “Cuando la creencia falsa de uno es corregida, la Verdad envía un informe de salud por todo el cuerpo” (pág. 194). Y “Los sentidos del Espíritu no tienen dolor, y están siempre en paz” (págs. 214-215). ¡Eso fue todo! Cuando bajé del metro, el dolor había desaparecido y pude hacer todos mis mandados sin ningún dolor.
Normalmente, cuando tomo el metro, tengo que esperar a que llegue el tren, pero cuando entré a la estación del metro, ya estaba arribando. Subí de inmediato y también logré tomar el tren de conexión.
Durante ese viaje, me senté al lado de una pareja maravillosa. Durante la pandemia, a la gente no le gustaba hablar con extraños en público, pero tuvimos una conversación agradable y un viaje feliz. Luego, cuando regresé a Hanau, el autobús hasta mi casa estaba allí esperándome. Esta perfecta sincronización me habló de Dios. Él me llevó, no hasta la mitad, sino todo el camino, incluida la curación de mi pierna. ¡Qué bendición!
Estoy muy agradecida a Dios por la Ciencia Cristiana, y por la revelación de la Sra. Eddy que nos enseña que podemos confiar en Dios para cada necesidad.
Sylvia Herczeg
Hanau, Alemania