Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer
Original Web

La práctica relevancia del ejemplo de Cristo Jesús

Del número de diciembre de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mucho antes de que Jesús naciera, varios profetas del Antiguo Testamento predijeron su nacimiento. Pero el profeta Isaías también habló de su propósito divino como el Salvador de la humanidad. Dios les da un propósito a todos Sus hijos. Le dijo a Jeremías: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (1:5). Dios nos conoce íntimamente y tiene un propósito específico para cada uno de nosotros.  

La Ciencia Cristiana enseña que hay algo que aprender de cada aspecto de la vida y del ejemplo de Jesús. Estas lecciones tienen relevancia y aplicación práctica para nosotros hoy.

El nacimiento virginal: Al referirse a esto en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, la autora, Mary Baker Eddy declara: “Viene el tiempo en que el origen espiritual del hombre, la Ciencia divina que trajo a Jesús ante la presencia humana, será comprendido y demostrado” (pág. 325). El nacimiento virginal es exclusivo de Jesús, pero demostró que los hijos de Dios no nacen de la carne, sino del Espíritu. La Ciencia Cristiana enseña que todos nosotros somos hijos de Dios. Por lo tanto, no somos ni materiales ni una mezcla de lo material y lo espiritual, sino totalmente espirituales. Obtener una mejor comprensión de nuestra relación con nuestro Padre perfecto y divino tiene un efecto práctico: sana.

La niñez de Jesús: Está registrado que a los doce años, el joven Jesús dijo que se ocupaba de los asuntos de su Padre. La Biblia también relata que a medida que crecía hasta llegar a la edad adulta, aumentaba en sabiduría y en el conocimiento de Dios. Por lo tanto, los padres, maestros y tutores pueden aprender del ejemplo de Jesús y alentar a los niños a apreciar su individualidad mientras se ocupan de los asuntos de su Padre celestial, y a expresar su gobierno propio. Todos somos hijos de Dios, independientemente de la edad. Nuestro verdadero empleo es glorificar a Dios en cualquier tarea. Y podemos esperar constantemente que nuestra comprensión espiritual crezca mediante el estudio diligente de la Palabra de Dios.

Las tentaciones de Jesús: Antes de embarcarse en su ministerio de curación, Jesús enfrentó tentaciones. La Biblia dice que fue tentado en todo sentido, pero venció cada tentación. Nosotros también tenemos la autoridad semejante a la del Cristo que Jesús encarnó. Somos capaces de resistir y vencer los pensamientos tentadores; ya sea que se presenten como sugestiones pecaminosas, un cuerpo o mente enfermos o temor. Somos inherentemente semejantes a Dios. Esto nos da dominio, pero debemos ejercer nuestra autoridad divina. Esto requiere disciplina espiritual: orar y vigilar el pensamiento para asegurarnos de que se alinea con lo que es espiritualmente verdadero, o propio del Cristo.

El ministerio de Jesús: Jesús enseñó, predicó y sanó. Les aseguró a todos sus discípulos —incluyendo a los que lo siguen hoy— que todos somos capaces de hacer las obras sanadoras que él hizo. Los Científicos Cristianos esperan curación porque la curación es la evidencia de Emanuel: la influencia de Dios en la consciencia humana (véase Ciencia y Salud, pág. xi). Esta influencia divina es el Cristo, la Verdad, presente hoy como lo estaba no solo en los días de Jesús, sino antes de su encarnación. Jesús nos instruye a sanar a los enfermos. Haciéndose eco de esta instrucción, leemos en Ciencia y Salud: “Una fe implícita en el Maestro y todo el amor emocional que podamos concederle, jamás nos harán por sí solos sus imitadores. Tenemos que ir y hacer lo mismo...” (pág. 25). ¿Cómo? El libro de texto de la Ciencia Cristiana contiene las reglas de la curación-Cristo que cualquier persona hoy en día puede estudiar, comprender y comenzar a probar en la vida y en la curación, aunque al principio sea de maneras muy modestas.

La crucifixión de Jesús: La crucifixión de Jesús —su sacrificio en la cruz— demostró prácticamente que él es realmente el Mostrador del Camino, al mostrarnos el camino de la salvación. Someterse a la crucifixión era la única manera en que el Jesús  inmaculado podía dar una prueba indiscutible de la eternidad de la Vida. Esta prueba es fundamental para nosotros, porque señala nuestra capacidad para demostrar lo que la Ciencia Cristiana enseña: que Dios es nuestra Vida. Por lo tanto, ningún hijo de Dios se pierde o deja de existir. En verdad, siempre reflejamos la Vida divina, porque vivimos en Dios, no en un cuerpo material. Nuestra verdadera vida es ininterrumpida e inmortal. Este entendimiento trae consuelo a los afligidos.

La resurrección de Jesús: Jesús resucitó de entre los muertos tres días después de que su cuerpo fuera sepultado, demostrando así de una vez por todas que el Cristo incorpóreo —la naturaleza divina de Jesús— es inmortal. Nuestra naturaleza, también, es a semejanza del Cristo. Comprender, al menos hasta cierto punto, que esta es nuestra herencia gloriosa, resucita un sentido amortiguado del bien en nuestra experiencia, sana el dolor y comenzamos a ejercer nuestro dominio sobre los desafíos que enfrentamos.

Ascensión: Cuarenta días después de su resurrección, Jesús ascendió. Ciencia y Salud describe su ascensión de esta manera: “En su demostración final, llamada la ascensión, que concluyó el registro terrenal de Jesús, él se elevó por encima del conocimiento físico de sus discípulos, y los sentidos materiales no lo vieron más” (pág. 46). Esto puede indicar que podemos esperar que el pensamiento humano tienda continuamente hacia el Espíritu hasta que lleguemos a la plena comprensión de nuestra perfección espiritual. ¡Qué maravillosa esperanza!

Nadie puede reemplazar o sustituir a Cristo Jesús como el Mostrador del Camino de la humanidad. Su lugar como el Salvador del mundo es único. La Sra. Eddy, quien descubrió la Ciencia Cristiana y por lo tanto es la pionera o Guía de esta Ciencia, se hace eco de la declaración del Apóstol Pablo en 1.ª a los Corintios 11:1 cuando ordena a los Científicos Cristianos que la sigan solo en la medida en que sus enseñanzas y obras no se desvíen de la enseñanza y el ejemplo de Jesús. La Ciencia Cristiana no disminuye de ninguna manera el lugar del maestro cristiano que presentó al Cristo, y que es el único ejemplo a seguir para todos.

A medida que este año llega a su fin, dediquemos algún tiempo a apreciar la tremenda importancia del ejemplo de Jesús y lo que significa para nosotros y para toda la humanidad; ya sea que estemos esperando con ansias las fiestas, ansiosos por un desafío físico, luchando con una sensación de pérdida o meditando sobre el significado más profundo de la Navidad. Hay mucho que aprender de los diversos aspectos de la vida de Cristo Jesús que traerán paz, consuelo y curación.

 Moji George
 Miembro de la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana 

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / diciembre de 2024

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.