¿Ha fallecido alguien a quien amas? No estás solo. Nos pasa a todos. Y no siempre es fácil superar los profundos sentimientos de tristeza. Lo bueno es que, incluso si estamos acarreando el peso del dolor y la pérdida, hay esperanza de curación. Tenemos el derecho divino de vivir sin dolor. De hecho, las enseñanzas de la Biblia y la Ciencia Cristiana indican que nada puede quitarnos la alegría.
Hablo por experiencia. He tenido que lidiar con el dolor algunas veces, y cada experiencia me enseñó algo nuevo.
La lección más importante que he aprendido es tratar cada momento con un ser querido como una oportunidad para disfrutar de su compañía y mostrar amor por él. Ahora intento darle a la gente toda mi atención y vivir cada momento plenamente, independientemente de si estoy cinco minutos o cinco horas con ellos. Es genial ver una sonrisa en la cara de alguien cuando siente lo mucho que lo aprecio. Vivir el momento me ha enseñado de manera práctica que siempre vivo en el eterno ahora.
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