Hace unos cuatro años, los miembros de mi filial de la Iglesia de Cristo, Científico, me eligieron Primera Lectora. Disfrutaba mucho dirigir los servicios religiosos semanales y la cercanía a Dios que sentía. Sin embargo, seis semanas después comencé a tener una serie de desafíos personales. Durante un período de cinco meses, me impidieron cumplir con mis deberes como Primera Lectora. Pero al recordar lo ocurrido, veo que fueron oportunidades para comprender más de la totalidad de Dios y la nada de lo que es desemejante a Dios, el bien.
Primero, había una secreción en la línea capilar y, un mes después, tuve llagas desagradables en el cuerpo. Al principio esto me asustó. Pero tuve la ayuda mediante la oración de una practicista de la Ciencia Cristiana, y a principios del segundo mes recibí un regalo maravilloso, una felicidad y una alegría que no cesaron. Estaba aprendiendo que soy una idea completa de Dios. Por ser Su idea, soy inmutable. No importa lo que parezca estar sucediendo en el cuerpo, porque mi vida está únicamente en Dios.
Los problemas físicos que aparecieron después de esto —visión borrosa, dificultades para caminar y problema con las funciones corporales— no pudieron asustarme. ¡Qué sensación de calma trajo esto al trabajo de curación!
Cuando se estaba produciendo un gran progreso en la curación, incluyendo una disminución de los síntomas, la practicista me dijo que supiera con certeza que no hay retroceso (véase Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 74). Podíamos seguir adelante y no ver ningún obstáculo o retraso en esta curación. También agregó que nada podía interferir con el puesto que Dios me había designado como Primera Lectora.
Pronto, fui sanada de la visión borrosa y pude ver claramente de nuevo. Luego, uno por uno, durante los siguientes dos meses, todos los demás problemas también se sanaron. Las llagas en mi cuerpo y la secreción en la línea capilar desaparecieron. Mi carne estaba limpia. Pude caminar con toda libertad, y las funciones del cuerpo volvieron a la normalidad.
El libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, incluye esta declaración sobre la curación: “Las corrientes calmas, poderosas, de la verdadera espiritualidad, cuyas manifestaciones son la salud, la pureza y la inmolación del yo, tienen que profundizar la experiencia humana, hasta que se vea que las creencias de la existencia material son una flagrante imposición, y el pecado, la enfermedad y la muerte den lugar eterno a la demostración científica del Espíritu divino y del hombre de Dios, espiritual y perfecto” (pág. 99).
Esas “corrientes calmas, poderosas, de la verdadera espiritualidad” inundaron mi consciencia y me limpiaron de todas las creencias materiales que me habían perturbado.
Ciencia y Salud también afirma que “nada inarmónico puede entrar en el ser, porque la Vida es Dios” (pág. 228). Mi fe y confianza en el poder de Dios trajeron una curación completa. Se demostró que los problemas físicos no eran más que sugestiones de vida e inteligencia en la materia. Qué alegría fue llamar a la presidenta de la Comisión Directiva de mi iglesia y decirle que serviría como Primera Lectora una vez más el domingo siguiente. Gracias, Dios mío.
Carol Poole Isla
Fleming Island, Florida, EE.UU.
