Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer
Original Web

A salvo al ser atacado por avispas

Del número de julio de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 4 de abril de 2024 como original para la Web.


Hace varios años, Ben, mi nieto de tres años, estaba jugando en una trepadora en nuestro patio trasero mientras yo estaba cerca arrancando las malas hierbas. Lo escuché soltar un pequeño grito y me volví para verlo rodeado de muchas avispas zumbando y enojadas. Algunas se arrastraban sobre su ropa y su cabello. En tan solo unos segundos, yo estaba en la trepadora. Lo primero que me vino al pensamiento fue el himno 53 del Himnario de la Ciencia Cristiana:

Brazos del eterno Amor
guardan a Su creación.
Dios te da Su protección
y Su apoyo bienhechor.
      (John R. Macduff, adapt., © CSBD)

Era claro para mí que mi nieto estaba completamente envuelto en el Amor divino. También recordé una línea de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Una idea espiritual no tiene un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que es nocivo” (Mary Baker Eddy, pág. 463). 

Ben estaba agazapado en la esquina de la plataforma donde no podía alcanzarlo, pero tranquilo, a pesar de las avispas que todavía estaban sobre él y a su alrededor. Seguí asegurándole que Dios cuidaba de él y que estaba a salvo. Se arrastró hacia mí, lo acuné en mis brazos y lo llevé a un columpio del patio cerca de la casa. En algún momento del camino, las avispas nos dejaron. Me senté en el columpio y le canté himnos mientras lo sostenía en mis brazos. Él estuvo tranquilo todo el tiempo. 

Después de un rato, se durmió tranquilamente. Lo llevé adentro y dejé que siguiera durmiendo mientras lo acostaba en mi cama. Noté una sola picadura en su tobillo, pero seguí manteniendo los hechos espirituales del cuidado omnipresente de Dios. No había otras señales de que hubiera sido herido, y yo estaba agradecida por esta protección. El momento de silencio me dio la oportunidad de reafirmar las verdades espirituales que había estado sabiendo sobre la seguridad de Ben y la inocuidad de las avispas. Finalmente, mis oraciones me ayudaron a sentirme completamente en paz.

Cuando Ben se despertó, no había señales de una picadura. Tampoco había más avispas en el patio. Me di cuenta de que la curación había sido completa cuando, pocos días después, volvió a jugar con la trepadora sin miedo, y desde entonces no ha tenido miedo ni problemas con la trepadora o en el patio. 

Galeeta Ann Wainwright
Deltona, Florida, EE.UU.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 2024

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.