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Original Web

Relatos de curaciones

Sana de serias quemaduras

Del número de julio de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en español

Apareció primero el 24 de abril de 2024 como original para la Web.


Tengo tanta gratitud de que me hayan dado a conocer la Ciencia Cristiana en mi país natal, Uruguay, hace muchos años, y por el impacto transformador que ha tenido en mi vida y en la de mi familia. Me ha ayudado a comprender a Dios como el Amor divino, que llena todo el espacio y gobierna nuestras vidas manteniendo la armonía.

Un día de verano en los últimos años, tuve la oportunidad de poner en práctica esta comprensión cuando estaba cocinando diferentes platos para el disfrute de mi familia. Había hecho un postre que se cocina al “baño maría”, que incluye poner el postre dentro de un recipiente con agua para que se cocine al horno. Al sacarlo del horno cuando estuvo cocinado, se me volcó la fuente con el agua hirviendo en los pies descalzos.

El dolor era intenso, especialmente al estar de pie, pero tenía confianza en la curación en la Ciencia Cristiana. Llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana para pedirle ayuda mediante la oración. Lo que obtuve de nuestra conversación fue la certeza de que soy una idea espiritual creada por Dios, de acuerdo a Génesis 1, y una idea espiritual nunca puede ser tocada ni lastimada por un elemento destructivo. En el Amor divino, donde vivimos, no hay elementos destructivos. En la totalidad del Amor divino, no hay nada sino bondad y no hay lugar alguno para el azar o los accidentes.  

Con mucho amor, mi hija se encargó de atender las necesidades físicas al limpiar la piel de los pies. Estaba agradecida de que inmediatamente después del incidente pude volver a hacer los quehaceres de mi casa y cuidar de mi familia.

La semana anterior, el tema de la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana había sido “Amor”, e incluía algo que dijo Jesús en un sermón a sus seguidores: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:7, 8). Estas promesas me reconfortaron mucho y me dieron la confianza de que Dios respondía mis oraciones.

Recordé algo que dijo el apóstol Pablo en una carta a los Filipenses: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Sentí que era el Cristo, la verdadera idea de Dios, que Jesús encarnó, que me fortalecía y me capacitaba para apoyarme en Dios para sanar. El Cristo, la Verdad, fue el fundamento espiritual y sólido sobre el cual estaba parada, y no me fallaría.

Pensé en las numerosas curaciones de Cristo Jesús y las importantes lecciones que enseñan cómo sanar y cuán inmediata está la ayuda de Dios. Por ejemplo, cuando Jesús le dijo a Lázaro “ven fuera” de la tumba (Juan 11:43), él sabía que ningún obstáculo impediría que Lázaro lo hiciera; ninguna creencia de vida en la materia podía maniatarlo e impedirle que encontrara su libertad. Y así lo hizo. Lázaro salió caminando de la tumba como resultado de la comprensión que Jesús tenía de la identidad inmortal e indestructible de Lázaro como hijo de Dios.

Por supuesto, si bien mi experiencia fue muy modesta en comparación, me di cuenta de que yo también podía salir “fuera”. Ninguna creencia en la realidad de la existencia material podía impedirme hacerlo. Era el apoyo espiritual —el poder de Dios— no mis pies en lo que me estaba apoyando, y eso no me fallaría.  

También recordé lo que dice Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, acerca de practicar la Ciencia Cristiana: “Contradice mentalmente toda queja del cuerpo, y elévate en la verdadera consciencia de la Vida como Amor, como todo lo que es puro y lleva los frutos del Espíritu” (pág. 391). 

Al orar desde este punto de vista, la curación progresó rápidamente. En una semana todo vestigio de dolor había desaparecido, y la piel de mis pies estaba sana y fresca.

Estoy muy agradecida por esta demostración del poder del Amor divino. Hace varios años tomé la instrucción de Clase Primaria de la Ciencia Cristiana, que nos enseña sobre el poder y la capacidad de Dios para sanar. Me hace muy feliz seguir este camino de progreso espiritual, y ahora me dedico a la práctica pública de la Ciencia Cristiana. Es una alegría practicar esta Ciencia, la cual nos ha traído muchas bendiciones a mi familia y a mí, y saber que nuestras oraciones siempre son respondidas.

Adriana Mora
Alicante, España

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